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Araceli Halloway
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Araceli Halloway
Araceli Halloway
19 de Agosto de 1991 (25 años) Argentina Humana | Marginados Empleada del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas Heterosexual |
Descripción Psicológica
A simple vista, y probablemente debido a su ascendencia europea, la joven mujer tiene aspecto de ser una londinense más del montón. Sin embargo, solo basta pasar un poco de tiempo a su alrededor para descubrir que su personalidad difiere bastante de aquellos modos fríos con los cuales se describe al típico inglés: es una clara hija de su país natal, con acento extraño, que saluda con un beso en la mejilla y tiene que esforzarse para no alzar la voz cuando habla. Es de risa muy fácil, y sus carcajadas usualmente terminan en un resoplido con sonido de cerdito, del cual se avergüenza. Generalmente amigable, no tiene miedo de sentarse a hablar con extraños, o de detenerse a ayudar a quien requiera alguna clase de directiva.
En lo que respecta al trato con otras personas, la joven mujer tiene una vasta paciencia que ha sido muy bien trabajada durante años. Antes de conseguir empleo en el Consejo Argentino de Magia, su carácter era explosivo, y necesitó de terapia para aprender a dominarlo… iba a tratar con público, al fin y al cabo, y no iba a causar una muy buena impresión si mandaba al diablo a quien viniera con una pregunta. En la actualidad ha aprendido a trabajar con gusto con aquellas personas que realmente necesitan de su ayuda, incluso si no entienden lo que se les explica desde un primer momento, pero sigue teniendo ciertos problemas en lo que respecta al trato con la gente irrespetuosa y arrogante. Si la situación no le permite decirle a los gritos lo que realmente está pensando, ha aprendido a conformarse con plasmar una gigantesca sonrisa en su rostro mientras imagina una versión alterna de lo que está ocurriendo. Usualmente, dichas escenas terminan en Araceli echando al ofensor de la oficina y dándole un portazo en el rostro, o algo por el estilo, a veces más macabro. En otros ambientes, sin embargo, donde el protocolo no logra ponerle freno y si han logrado jugar lo suficiente con aquella paciencia, la historia es diferente.
Es en su trabajo donde saca a la luz su lado serio, concentrado. Ya sea en las oficinas o entre los recintos del refugio de mascotas donde es voluntaria, cuando la ocasión lo requiere, Araceli se muestra centrada y mucho más tranquila que en situaciones informales. Posee una curiosidad destacable, y siempre está dispuesta a aprender cosas nuevas que le ayuden a mejorar en su oficio, y como persona. En lo que respecta a sus superiores y colegas, no tiene problemas en seguir órdenes… siempre y cuando estas provengan de alguien competente, y tengan algún sentido. Nuevamente, en este aspecto de su vida tiene problemas tratando con gente inepta o arrogante, y le molestan por sobre manera las demostraciones innecesarias de poder. Ni que hablar de las órdenes sin fundamento, del estilo de “las cosas se hacen así porque yo lo digo”. En esos casos vuelve a poner en práctica su inmensa sonrisa de inocencia, y cuando el otro se da vuelta, hace las cosas como se le da la gana, si sabe que su manera es más eficaz.
Suele dar una imagen de seguridad que disfruta mucho: tal vez es su manera altanera de caminar, la pulcritud con la que se viste, o la forma de desenvolverse con el mundo exterior lo que irradia aquella sensación… Pero a nivel personal, es bastante diferente. No tiene paciencia para sí misma, al contrario, sufre de cierta ansiedad que le lleva a arrancarse la piel de sus dedos – suele cargar plastilina para niños en la cartera, para entretener sus manos con eso, en vez de sus propias falanges. Se exige a sí misma muchísimo, deprimiéndose en un principio si falla en algo… aunque al final, es la derrota lo que le da la determinación para levantarse e intentarlo de nuevo hasta conseguir su fin. Mantiene la fachada de estoicismo porque cree que así puede transmitirle fuerza y serenidad a quienes están a su alrededor. Cuando sufre, lo hace puertas adentro, y prefiere escuchar al otro antes que hablar y compartir pesares propios.
Araceli cree que, dejando de lado ciertos males que le han tocado padecer en la vida, ha sido afortunada en general, y no se siente digna de echarle sus propias penas a otro. Eso y… bueno, simplemente tiene ciertos secretos que no quiere compartir. Tiene problemas para sentirse querida y por consecuente para querer, siendo una persona de muchos compañeros, pero pocos amigos realmente íntimos. Logra amar tras un largo proceso, y cuando lo hace es con profundidad, por lo cual la persona que despierta ese sentir tiene poder sobre ella. Oh, la mujer lo sabe, y por eso también le cuesta tanto dejarse llevar en lo afectivo. Tiene recelo hacia los hombres, ya que se ha cruzado con varios que solo han querido el exterior, y no aquello que yace escondido en el fondo. Con las mujeres ha tenido varios fiascos en forma de falsas amistades, de personas que al final, generalmente por envidia, resultaron traicioneras y desagradables.
Una lástima, realmente, ya que la mujer es un soporte de fierro para quien lo merece, y en la intimidad muestra su mejor faceta. Aquella joven que deja de lado la ropa formal, el maquillaje y las charlas poco profundas… que es feliz con muy poco, y se siente a gusto simplemente jugando videojuegos en su hogar, sentada en el piso del living vistiendo pijamas enormes, rodeada de dulces y mascotas.
Historia
- Niñez y etapa escolar:
- Allá lejos y hace tiempo, en una mansión localizada en Wiltshire, nacía Ewan Alexander Halloway. Para el profundo horror de su familia, un largo linaje de magos y brujas de sangre pura, el cumpleaños número 11 del niño pasó sin que manifestara ninguna clase de demostración de magia. Si bien un miembro de la familia se había casado con una muggle recientemente, creando una rama de mestizos en el linaje, el lado purista (que incluía a su padre, y en cierto grado a su madre) jamás fue capaz de aceptar al pequeño. Nadie se sorprendió cuando Ewan, al llegar a la adultez, decidió poner medio mundo de distancia entre él y su familia genética: consiguió un título de medicina, se alistó en los médicos sin frontera y se largó a América Latina. En algún lugar recóndito del continente conoció a quien sería su futura esposa, una mujer que también se había metido en aquel voluntariado, y tras años de viajar juntos se asentaron finalmente en Argentina, el país natal de Carolina.
Tiempo después, y tras un largo embarazo que casi termina en una cesárea de emergencia, nació la primogénita. Fue bautizada “Araceli”, y su madre se encargó de mandar amablemente al diablo a todo aquel que le destacó que un nombre tan latino no quedaba para nada bien junto a un apellido británico. La siguieron rápidamente una multitud de hermanos y hermanas, y su niñez fue colorida, pintada con travesuras, paseos a caballo, peleas fraternales y berrinches sin sentido. Mamá Halloway cerró la fábrica de bebés luego de que su sexto hijo saliera al mundo, pero para ese entonces, los pequeños ya eran todo un ejército revoltoso. A pesar de las peleas, siempre se tuvieron el uno al otro como apoyo incondicional.
Si bien ambos padres continuaron ejerciendo su labor como médicos, vivían de la explotación agropecuaria de varios campos que Carolina había heredado. Aquellos ingresos fueron suficientes como para permitirles mudarse a una casa en un pueblo pequeño, en donde abrieron una clínica de medicina general. Quizás fue por la culpa que en el fondo sentían por estar explotando aquellas tierras, que atendieron gratis a gente de pocos recursos y donaron uno de los campos para la construcción de un santuario de vida salvaje. Allí rehabilitaban animales, y con la ayuda de personal especializado se realizaron varios proyectos de cría de especies autóctonas en peligro. Desde muy temprano en su vida Araceli se vio rodeada de fauna y flora, y si bien en el futuro llegaría a cuestionar ciertos actos de sus padres, fue gracias a todo aquello que comenzó a encaminar su vida.
En lo que a magia respecta, Carolina estaba enterada del marco familiar de su marido, pero no le habían informado nada a los niños. Ewan quería evitar que quisieran acercarse a su lado de la familia… no sólo porque no quería volver a verlos, sino que por aquellos años, la Segunda Guerra Mágica estaba en plano auge.
La mentira tiene patas cortas, sin embargo, y para cuando Araceli tenía 7 años, ya les resultó imposible aplazar lo inevitable. Son criaturas inquisitivas, los niños, y si bien en un principio pudieron disfrazar las demostraciones de magia de la mayor, llegó cierto momento en el cual las preguntas se hicieron demasiado insistentes, y las criaturas ya no se creían las mentiras. Ocurrió que la pequeña rubia, enojada cuando uno de sus hermanos amenazó con cortarle las crines a uno de sus Pequeños Ponys, pegó un grito inusualmente audible y mandó el juguete a volar hasta el techo de la habitación. Atónito, el hermano salió corriendo al grito de “¡MAMÁAAAAAAAAA, HAY UN FANTASMA EN LA HABITACIÓN!”
No les quedó más opción que contarles la verdad. Era eso, o tener un grupo de niños aterrados que creían que había alguna clase de fantasma robándoles los juguetes.
Fueron pasando los años, y algunos de sus hermanos y hermanas también comenzaron a manifestar la magia que por algún motivo había decidido saltarse una generación. Eventualmente, a regañadientes, Ewan decidió conectarse con su familia en Inglaterra en busca de guía sobre como criar una manada de pequeños y mágicos revoltosos. Tomó su tiempo, pero logró hacer las paces con los abuelos de Araceli, que estuvieron encantados de recibirlos en su hogar en Wiltshire en varias ocasiones.
Se acercaba el cumpleaños número 11 de la primogénita, y con eso, la hora de decidir cómo iba a ser su educación en el mundo de la magia. La familia paterna insistía en que la niña debía mudarse a Inglaterra e ingresar a Hogwarts, y Ewan, habiendo crecido escuchando maravillas sobre aquel colegio, estaba un tanto de acuerdo. Allí fue cuando el rugido de mamá Carolina se hizo escuchar bien fuerte: ni por broma iba a permitir que se llevaran a su nena a vivir del otro lado del océano, a un lugar que casi no ve el sol, y no le importaba qué clase de reputación ni que diablos tuviera aquella escuela europea. Y menos que menos se la iban a llevar a un lugar… ¡que hacía pocos años había finalizado una guerra! ¡En la cual perseguían a gente como su hija! De seguro debía haber alguna academia de igual reputación más cerca, ¿no?
Preferentemente en América Latina, así Araceli no iba a tener que alejarse tanto de sus raíces.
Encontraron la respuesta fácilmente en Castelobruxo, academia situada en Brasil, y con tanta trayectoria como Hogwarts. Hubo algo que fascinó a la niña de inmediato, más allá del hecho de que iba a estar cerca de casa… ¡El colegio estaba en el medio de la selva lluviosa! ¡Y se especializaban en Magizoología y Herbología! El prospecto de pasar sus días entre plantas y criaturas mágicas fue lo único que necesitaron para entusiasmarla, y una vez cumplidos los 11, vistió con gusto la túnica verde brillante de lo que sería su nuevo hogar por años.
Para contentar a la familia paterna, hicieron un viaje a Londres para que Araceli obtuviera una varita elaborada por Ollivanders, al menos – los Halloway nunca dejaron de insistir en que eran las mejores de toda la comunidad mágica. Otro hecho que deleitó al lado inglés de su linaje fue que la joven realizó un intercambio en Hogwarts durante su cuarto año, en 2005, y estudió allí por unos cuantos meses. Tiene muy buenos recuerdos de aquel majestuoso castillo, además de haber logrado perfeccionar el idioma inglés, que hasta el momento hablaba de forma un tanto trabada.
Pero los mejores recuerdos los trae de su querido templo dorado. Días interminables en la jungla Amazónica, travesuras de Caipora, rivalidades amistosas con estudiantes brasileños por partidos de Quidditch entre Argentina y Brasil (¡y también por el fútbol Muggle, con aquellos que conocían el deporte!), amores de pasillo y muchas anécdotas que contar. Atesora todo aquello, y por sobre todo lo demás, valora el conocimiento respecto a las Criaturas Mágicas y la Herbología que adquirió tras años de estudio intensivo.
- Vida adulta y una mudanza:
Luego de graduarse, Araceli se tomó tres años para solucionar unos cuantos problemas personales que necesitaban ser atendidos. Mientras tanto, siguió profundizando sus estudios de Magizoología, y viajó a varios puntos del mundo para ver y estudiar a distintas criaturas mágicas en su hábitat natural.
Regresó a su país en el año 2012, y comenzó a trabajar en el Consejo Argentino de Magia, en el área equivalente al Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas inglés. Si bien el trabajo de oficina no era su favorito, allí tuvo la oportunidad de aprender de magos mucho más experimentados que ella. Tomaba cada chance de trabajo de campo que se le cruzaba, eso sí, encontrando el contacto directo con las criaturas demasiado emocionante como para resistirlo.
En el año 2014 tuvo el momento de mayor estrés en su carrera - al menos hasta ahora. Formó parte del staff del Consejo encargado de supervisar los preparativos relativos a las mascotas de los equipos de Quidditch en la copa mundial número 427. Siendo demasiado nueva como para tomar cualquier clase de decisión en un evento de tal magnitud, su presencia se redujo a ayudar a acondicionar los recintos en donde se alojarían las criaturas, y de asegurarse de que las multitudes causaran el mínimo impacto posible sobre la fauna local. Desde el principio le pareció un acto de crueldad encerrar al Dukuwaqa de Fiji, un ser acostumbrado al océano abierto y el agua caliente, en semejante estanque diminuto y destemplado. Ni hablar cuando se enteró de la presencia del Selma de Noruega…
Si bien el desastre fue el resultado de una larga cadena de ineptitud y malas decisiones, en la cual ella no tuvo prácticamente nada que ver, cada muerte y herida que se produjo pesan hasta el día de hoy en la consciencia de la joven. Se maldice por no haber hablado más fuerte, por no haberse hecho escuchar por el simple hecho de tener menos rango que aquellos que tomaban las decisiones. Al momento de actuar para contener a las criaturas, hizo un buen trabajo, manteniéndose centrada bajo la presión y actuando con velocidad para asegurar la seguridad de tanto personas, como criaturas. Sin embargo, una vez que todo terminó, tuvo que tomarse vacaciones por unos días para llorar tranquila en su casa, enterrada entre chocolates y mascotas.
Volvió a su puesto en el Consejo unas semanas después, una vez que el shock pasó y se hubo desahogado por completo. La experiencia le sirvió, por sobre todo, para aprender que en ciertos momentos es necesario hablar, aunque sea a los gritos, y que su voz merece ser escuchada. Antes de comenzar a trabajar, tuvo que hacer terapia y mucha introspección para aprender a controlar ciertos modos que antes tenía… se pasó para el otro lado, y terminó volviéndose demasiado mansa en el ambiente laboral. Los años siguientes, se dedicó a lograr un balance entre ambos extremos.
Respecto a su vida personal más allá del trabajo, no puede contarse demasiado. Conoció a un hombre Muggle allí por el 2012, con el cual estuvo en pareja por casi 5 años. Si bien la relación fue amena, conforme fue pasando el tiempo, Araceli se dio cuenta de que él pretendía que ella se convirtiera en un ama de casa, de aquellas que no salen nunca, se dedican tan solo a limpiar y esperan al marido con una sonrisa y la cena lista… Algo que jamás fue su estilo, ni se adecuaba para nada a sus propios planes futuros. Por ende, cuando llegó el momento de dar el paso siguiente y mudarse a vivir juntos, ella terminó dejándolo. Jamás tuvo la confianza suficiente como para contarle los más grandes secretos de su vida, del lado mágico, cosa que debería haber sido una bandera roja desde el comienzo. Le costó un largo tiempo darse cuenta de la realidad de la situación, ya que su propio ímpetu por la vida y el amor que le tenía a él le hacían ignorar las señales, pero una vez que lo hizo, no pensó mucho antes de cortar por lo sano. Desde entonces, no ha tenido otra relación con nadie.
Desde que su padre se reconectó con su familia en Inglaterra, y a lo largo de toda su vida, la mujer viajó frecuentemente a visitar a sus parientes. Navidades, vacaciones, cualquier feriado largo y traslador de por medio, siempre que el tiempo y sus padres se lo permitían cuando era joven, se iba a Gran Bretaña a recorrer junto con algún que otro miembro de la familia. Siempre le gustó aquella gran isla, viajar en general, y llegó a formar lazos cercanos con varios familiares al tiempo que conocían nuevos paisajes. En particular se lleva fantástico con la rama mestiza de su linaje y por eso, cuando se enteró de que una tía abuela de ese lado estaba enferma (con signos irremediables de vejez, en realidad), decidió tomarse vacaciones que había acumulado por años en el Consejo para ir a hacerle compañía.
Comenzaba el 2017 para ese entonces, y la joven mujer se mantuvo oculta en un principio. No salía demasiado de la casona de su tía, y trató de evitar tanto los radares de la población mágica, como la Muggle. Pero conforme fueron pasando los días, y el clima social de Inglaterra explotó, Araceli supo que no podría volver a su país natal con facilidad. Realmente, lo más fácil habría sido alejarse de todo y volver a Argentina, donde ya tenía la vida armada, y estaría lejos de aquel epicentro de ataques en el cual se había transformado Londres. Algo resonaba en su interior, sin embargo, y le parecía muy egoísta darle la espalda a su familia inglesa en el momento que estaban pasando. Principalmente a su querida tía, a quien intentó convencer para que se mudara a Argentina, pero como todo viejo testarudo y cascarrabias, la señora se negó rotundamente a dejar su hogar.
En Marzo volvió a Argentina para presentar su renuncia en el Consejo, y para Abril, ya estaba instalada en Londres, junto a sus dos mascotas. Tal vez fue cierto instinto suicida o algún indicador de la locura que yace en su interior, pero lo único que lograron los bombardeos del primero de ese mes fue cementar su decisión de quedarse. Lo primero que hizo fue postularse para un puesto en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, esperando poder aprovechar la situación para seguir formándose en su área de pasión y tal vez hasta aprender de sus colegas internacionales.
¿Qué pretende lograr quedándose en el medio de la guerra? ¿Qué puede hacer para ayudar a que cese el fuego? No tiene ni la más mínima idea. Por el momento, se conforma con ayudar y hacer de compañía para su tía abuela… el resto se irá escribiendo conforme transcurra su historia.
Otros datos
Familia:
- Carolina González de Halloway (madre, muggle)
- Ewan Alexander Halloway (padre squib)
- 3 hermanos y 2 hermanas, todos menores.
Estatus Sanguíneo: Mestiza.
Mascota:
- Una gata llamada Angélica. Peluda rescatada, básicamente un demonio en forma felina, que detesta a todo ser viviente salvo a “su” humana y “su” perro.
- Un perro, de nombre Corto. Un cuzco también sacado de la calle, con las patitas cortas pero un corazón enorme. Es una cruza de algo así como rata y avestruz.
Varita: Madera de castaño, ligeramente flexible, con núcleo de pluma de fénix. Mide 33 centímetros, y fue elaborada por Ollivanders.
Asignatura favorita: Magizoología/Cuidado de Criaturas Mágicas.
Asignatura odiada: Aritmancia (y/o cualquier cosa que tenga que ver con números).
Boggart: Un sapo de Surinam, con huevos en la espalda, gigante.
Pasatiempos favoritos:
- Practica artes aéreas, como tela, lira y principalmente pole.
- Proteccionismo: da hogar de tránsito a animales indeseados, hasta conseguirles hogar definitivo. También es voluntaria en una protectora de mascotas.
- Jugar videojuegos de todo tipo, con especial mención a la saga de Zelda y Pokémon Go (de hecho, una de las cosas que más le emocionó de mudarse a Europa fue la posibilidad de atrapar un Mr. Mime. Ha hecho unas cuantas locuras por ese juego, y en general, si se la ve apurada y con cara de concentrada, es porque está persiguiendo algún pokémon.)
- Consumir cualquier cosa que tenga que ver con la ciencia ficción o la fantasía épica (libros, películas, música…)
- Sacar a pasear a sus mascotas: sí, a ambas. La gata también pasea, con su propio arnés y todo.
Mayor aspiración:
- Aspira a muchas cosas, varias de ellas secretas. Pero su mayor deseo (y aquel que puede compartir) es el de fundar su propio santuario de rehabilitación de fauna de todo tipo.
Otros:
- Habla inglés a la perfección, pero cuando se pone nerviosa o se enoja, a veces no encuentra las palabras adecuadas para decir y termina mezclándose con el español. Tiene cierto acento, latino podría decirse, que delata sus raíces.
- Es tripofóbica severa, y le molesta muchísimo cuando la gente comenta que seguro lo está diciendo por moda (su fobia en realidad no tiene nombre, y el término fue acuñado en Internet. Le llaman así al rechazo hacia los patrones de muchas figuras geométricas juntas, en su caso, pequeños círculos o pelotitas, cualquier cosa que le recuerde a ampollas). Ella lo sufre desde más o menos los siete años, mucho antes de saber lo que era el Internet siquiera, cuando vio un progama de televisión en el cual un sapo de Surinam hembra incubaba sus huevos en su propia espalda.
- Si bien actualmente solo tiene dos mascotas propias, y algún que otro bichejo en tránsito, en Argentina dejó atrás a muchos animales que extraña profundamente. Caballos, principalmente, que su familia no le dejó llevarse. “¡Que son de la familia!” o alguna cosa del estilo le dijeron.
- Ama el chocolate, el sushi y la cerveza. Para su desgracia, los 3 le producen jaqueca si los consume en exceso, así que tiene que limitarse.
Travesura Realizada
Última edición por Araceli Halloway el Dom Jun 04, 2017 7:15 am, editado 5 veces
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