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Mensaje por Jane L. Penderwick Jue Jun 01, 2017 11:48 am

Recuerdo del primer mensaje :

22 de enero
Domingo por la mañana

Poco más de dos meses habían pasado desde el asesinato del Primer Ministro y el inicio de la guerra entre muggles y magos, pero para Jane había sido como si el tiempo se hubiese detenido. En primer lugar, había perdido la costumbre de no tener algo que hacer con cierta constancia; le había dedicado los últimos años de su vida a su formación como auror y su posterior puesto de trabajo, y las veces que había tenido vacaciones de más de un par de días, generalmente se las había pasado viajando. En segundo lugar, seguía sin tener un plan para sus próximos movimientos. Así que sin tener a dónde ir ni saber bien qué hacer, se sentía bastante perdida y algunos días se le hacían eternos.

Había acudido a la casa de su madre una sola vez en todo ese tiempo, cuando se sintió lo suficientemente segura para hacerlo. Había sido una visita corta, pues no quería llamar la atención de nadie ni mucho menos poner en riesgo a su propia familia, pero no iba a quedarse tranquila hasta que no viese a su madre y a su hermano. Les pidió una y mil veces que fuesen cuidadosos y continuaran con sus vidas como si nada, y ellos le pidieron una y mil veces que se quedara. Por supuesto, los tres sabían que no podía hacerlo, no en aquellas circunstancias. Se marchó del lugar sin decirles a donde iba, en parte por su propia seguridad pero principalmente porque ni ella misma sabía hacia donde se dirigía, y se fue sin saber cuándo volvería a verlos.

Luego de enterarse de que se había empezado a dar caza a magos y brujas, Jane se había dado cuenta que ningún sitio sería del todo seguro. Decidió alejarse de la ciudad y de todos quienes la conocían, por su propia seguridad y la de los demás, y los sitios más apartados pasaron en convertirse en su refugio. Con su tienda de campaña mágica, algunas provisiones y suficiente ropa en su mochila con encantamiento súper extensible, Jane iba de un lado a otro sin quedarse demasiado tiempo en un mismo lugar. Solía resguardarse en bosques espesos o montañas solitarias, y una que otra vez se detuvo en algún pueblo mágico que le pareció lo suficientemente seguro.

Las escenas del ataque en el Ministerio la acompañaban a donde fuera que se dirigiese, y aunque le hubiese gustado decir que tenía la consciencia tranquila, no era así como se sentía. Un muggle había muerto por culpa suya, y aunque se había tratado de un accidente, como había determinado el tribunal mágico luego de juzgarla, los muggles se habían encargado de hacerla sentir como una verdadera asesina. No le parecía justo, nada lo era en esos momentos, y no podía evitar preguntarse todos los los días qué habría pasado si las cosas hubiesen sucedido de manera diferente en octubre, y si acaso su decisión de huir había sido la correcta.

Todo era demasiado incierto, y eso la frustraba. Pero sí estaba segura de una cosa, y era que debía planear alguna forma de cambiar la situación en la que se encontraba. Porque sí, había decidido desde un principio que no sería una más de los que se quedarían de brazos cruzados viendo como el mundo que conocía cambiaba por completo. Por supuesto, aquella era la meta más complicada de lograr. Siendo ahora una fugitiva y sin poder entrar en contacto con aliados, no estaba avanzando demasiado. Sabía que habrían cientos de magos y brujas inconformes con la situación actual y esperaba que fuese esa misma cantidad quienes estuviesen dispuestos a oponerse. ¿Pero cómo iban a reunirse? ¿Por dónde iban a empezar?

No tenía respuestas a esas preguntas, pero creía saber dónde empezar a buscarlas. Sabía que Hogwarts seguía siendo un sitio seguro para la comunidad mágica, aunque no sabía por cuánto tiempo más podría considerarse así. Si tenía algo de suerte, los muggles no habrían dado aún con la localización del castillo ni estarían vigilando la zona, por lo que tal vez podría encontrar allí a esos aliados que buscaba. Sin embargo, ya se habían levantado rumores de que algunos magos y brujas habían decidido colaborar con aquella nueva cacería, así que Jane debía ser muy cuidadosa a la hora de decidir en quién confiar.

Así había llegado a Hogsmeade, el lugar más cercano a Hogwarts al que podría acceder sin llamar la atención, y donde esperaba hallar algo más de información o tal vez inlcuso encontrarse con alguna cara conocida. Había una persona en particular en la que aún tenía depositadas algunas esperanzas, y ese era Iorwerth Cosmas. No quería arriesgarse a ser vista por algún indeseado, así que se había mantenido al margen del pueblo y había armado su tienda de campaña de camino a la montaña, en un sitio alejado donde había encontrado una cueva vacía en la cual refugiarse. Pasó allí una noche y a la mañana siguiente salió de la protección de la cueva para decidir qué hacer.

Era domingo y Jane esperaba que los alumnos hiciesen su visita regular al pueblo. Desde donde estaba tenía una amplia visión de Hogsmeade y sus alrededores, por lo que no tardó en reconocer a las corrozas de Hogwarts y los grupos de alumnos que bajaban de ellas. Bueno, al menos algunas cosas no habían cambiado, pensó. Sabía que podía ser un poco arriesgado, pero si se lograba acercar lo suficiente tal vez podría enterarse más de cerca de lo que estaba ocurriendo en el colegio, quizás incluso hablar con algún estudiante personalmente. A fin de cuentas, no tenía enemigos en Hogwarts. Nunca los había tenido.

Tras reordenar sus cosas y echarse el bolso al hombro, bajó por la desolada ladera hasta llegar al camino de tierra que conducía al pueblo. Se había sentido tranquila desde que había llegado allí, suponía que inconscientemente seguía asociando ese lugar con buenos recuerdos de su época de colegio, pero a medida que el camino se iba ensanchando y empezaba a notar más movimiento y escuchar las voces de la gente, no pudo evitar comenzar a preguntarse si era buena idea hacer aquello a plena luz del día. Bueno, ya había llegado hasta ahí y tenía que intentarlo. Se acomodó el cuello del abrigo intentando cubrir un poco más de su rostro, pero sin que fuera demasiado llamativo, y cuando divisó a un grupo de chicos en una de las calles, se acercó hacia ellos.

Fue entonces cuando sintió una presencia a sus espaldas, pero antes de poder reaccionar, una mano le tapó la boca y mientras Jane sacaba su varita, la familiar sensación de la desaparición se apoderó de su cuerpo. Al segundo después sus pies tocaban un suelo diferente, y tras separarse de su captor se giró con la varita en alto y lista para atacar. Por supuesto, no había esperado encontrarse con esa persona al darse la vuelta.
-¿Cosmas? -preguntó estúpidamente mientras bajaba la varita, como si no lo reconociera. Por supuesto que lo hacía, pero su aparición había sido demasiado imprevista y la sorpresa podía notarse en el rostro de la chica.


Última edición por Jane L. Penderwick el Mar Jun 06, 2017 1:50 pm, editado 2 veces
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Una serie de eventos desafortunados - Iorwerth Cosmas {Africa} - Página 2 Empty Re: Una serie de eventos desafortunados - Iorwerth Cosmas {Africa}

Mensaje por Jane L. Penderwick Jue Jun 01, 2017 12:26 pm

-¿Cómo podría olvidarlo? -dijo luego de que Cosmas le preguntara si recordaba que era zurdo, y rodó los ojos con fingido fastidio antes de soltar una carcajada pues a pesar de que en su momento aquel había sido uno de los episodios más humillantes de su vida, ahora no podía negar que le resultaba divertido. También le parecía increíble que hubiesen pasado ya tantos años desde ese primer entrenamiento, y que sin embargo Jane pudiese recordarlo como si hubiese sido ayer. Retrocediendo hacia aquel día, jamás habría pensado que terminaría donde estaba ahora. Era curioso que hubiese pasado por tantas experiencias desde entonces, y que sin embargo algunas cosas no pareciesen haber cambiado.
En eso pensaba mientras sus ojos se deleitaban con el paisaje de Kisoro, esperando una respuesta de Cosmas que no tardó en llegar. En cuanto escuchó lo de recuperar el brazo miró al ex-auror con cara de sorpresa, como si acabara de decirle que iban a capturar a un nundu. Caminó a su lado mientras él le explicaba cómo funcionaba aquello y Jane observaba sus propias manos tratando de imaginárselo.
-Había escuchado algo sobre eso, pero siempre pensé que eran inventos o mitos. Vaya -alzó las cejas con cierto asombro, pues un conjuro como ese, que parecía ir en contra de todas las leyes mágicas conocidas, seguía pareciéndole demasiado desconcertante. Por supuesto, nunca en su vida había conocido a alguien que llevase una extremidad de plata.

Se detuvo en cuanto Cosmas lo hizo y le miró a los ojos como él lo hacía, con la seriedad que ameritaban sus palabras. Sabía que lo que le estaba diciendo haría que cualquiera pensara dos veces antes de seguir, pero ella ya lo había hecho.
-Lo entiendo -dijo luego de un momento, aun observándole fijamente y sin estar totalmente segura de si realmente lo entendía al cien por ciento. Por supuesto, no dejó que ningún rastro de duda se notara en su voz. Aunque había muchas cosas en el comportamiento de Cosmas que no siempre lograba comprender del todo, y a pesar de que no compartía el mismo punto de vista en todas sus decisiones, sí estaba más que familiarizada con la idea de que el fin justificaba los medios.
Sabía también que la línea entre el bien y el mal era demasiado delgada en situaciones como aquella, y por supuesto que no iba a ser Jane quien probara cuánto podría tensarse antes de romperse. Cosmas tenía un propósito que cumplir y si en algún momento ella se convertía en un estorbo en el camino... bueno, creía saber cómo podía terminar eso. Su advertencia le dejó en claro sus prioridades una vez más, y le recordó que si se le daba por tentar a la suerte, tendría que asumir las consecuencias. Desde luego, no pensaba llegar a ese extremo, pero era algo que tendría que tener en cuenta siempre.

Luego de un rato caminando finalmente llegaron a las afueras de la ciudad, y a medida que se adentraban en ella más y más personas se cruzaban en su camino, así como también el paisaje rural daba paso a casas sencillas y modestas. Los pasantes de la zona los observaban sin discreción y Jane no supo si lo hacían con curiosidad, recelo o miedo. Empezaba a sentirse algo incómoda con todos esos ojos clavados en ellos cuando un grupo de niños se les unió en el camino. Aquello hizo que olvidara a los demás por completo, pues los niños sonreían y se les acercaban como si fuesen visitantes de otro planeta. Incluso a Cosmas parecía divertirle, al menos en un principio.
A Jane le hubiese gustado llevar consigo una ración extra grande de golosinas y poder repartírsela a todos, aunque algo le decía que de hacerlo, jamás se los quitarían de encima. Una niña de unos cinco o seis años, con la piel tan oscura como el chocolate y la cabeza rapada, se le había colgado del brazo.
-Hey -Jane le saludó bajando la mirada-. ¿Cómo te llamas? -la niña simplemente se largó a reír como si acabaran de contarle una muy buena broma, y entonces Jane recordó que no hablaba su idioma. Miró a Cosmas torciendo los labios, sin poder evitar sentirse un poco tonta. Para entonces ya se habían adentrado bastante en el pueblo, y los niños poco a poco fueron dejándolos.

Jane se dejó llevar entre las calles hasta que llegaron al sitio que suponía era el indicado, pues Cosmas se detuvo frente a una puerta que no se diferenciaba mucho de las demás. Sin embargo, el ex-auror no la tocó, y eso hizo que Jane lo mirase con cierta extrañeza.
-¿Es aquí? -preguntó expectante, pues ya habían pasado varios segundos frente a la puerta sólo mirándola. Había que admitir que Jane no era la persona más paciente del mundo. Cosmas sólo sonrió y la puerta se abrió por fin. El hombre que salió de la casa tenía una presencia que hasta un muggle habría descrito como “mágica”, y Jane lo observó con curiosidad mientras saludaba emotivamente a Cosmas.
Luego estuvo a punto de extender el brazo para saludar al anciano formalmente, como lo haría con cualquier persona que no conocía, pero él fue más rápido acercándose para agarrarle la cabeza. Las visiones que entonces pasaron por su mente la tomaron por sorpresa, pero también hicieron que ahora una extraña sensación de familiaridad surgiera mientras observaba al anciano.
-Soy... Jane -respondió tras parpadear varias veces, como si de pronto hubiese olvidado su propio nombre. Su expresión de perplejidad luego se transformó en una sonrisa cordial, y es que no todos los días te recibían al otro lado del mundo con un saludo como ese.

La casa a la que entraron era tan curiosa como el mismo Kar. Jane miró a su alrededor con evidente interés hasta que Kar se dirigió a ella. Lo miró primero a él con cierta sorpresa y luego a Cosmas, y al captar la expresión de su maestro no pudo sino sonreír con una mezcla de curiosidad y diversión.
-Espero que hayan sido más cosas buenas que malas -respondió al comentario del mago sin perder su sonrisa, y volvió a mirar a Cosmas de reojo. Fue entonces cuando otra persona se les unió, una mujer de aspecto fascinante. Jane la miró a los ojos en cuanto se acercó a saludarla, unos ojos que, a pesar de ser ciegos, parecieron escrutar en lo más profundo de su alma.
-El gusto es mío -respondió con sinceridad mientras tomaba una de las manos de la mujer. Sus siguientes palabras la dejaron pensando, y aunque abrió la boca para decir algo, no se le ocurrió nada lo suficientemente sabio. Era demasiado misticismo para tan pocos minutos.
-Gracias por recibirme -dijo finalmente, pasando su mirada de la mujer hasta Kar, pues ellos nunca antes la habían visto y sin embargo le habían abierto las puertas de su hogar sin dudar ni un segundo.
-Entonces... ¿se conocen de cuando Iorwerth estudió en Uagadou? -preguntó finalmente, observando a los tres presentes y tratando de empezar a unir una cosa con otra. ¿Habrían sido sus profesores, tal vez?
Jane L. Penderwick
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Mensaje por Iorwerth Cosmas Jue Jun 01, 2017 12:34 pm

Oh, sí. Totalmenterespondió el mayor, luego de que Jane dijera que esperaba que Cosmas hubiese dicho cosas buenas de ella.

Sin embargo, Kar no tuvo la oportunidad de seguir incomodando a Iorwerth, pues en esos momentos entró su esposa, una bruja de aspecto aún más místico que el mismo Kar, quien esperó en silencio a que la bruja terminase de hablar con Jane, para poder presentarla, mas la pregunta de la chica le hizo reír, o mejor dicho, sus pensamientos.

Sí, exactamente, tienes razón. Fuimos sus profesores y algo mássonrió a Iorwerth, antes de darle un par de golpes en la rodilla al ex-auror . Iorwerth llegó a Africa con quince años y mucho menos cuerpo del que tiene ahora, pero con una personalidad bastante especial y muchas ganas de aprender. Yo fui el profesor con quien Dumbledore hizo los contactos y por tanto el encargado de recibirlo y algo así como su tutor personal. Fui testigo de sus impresionantes avances y la verdad es que me quedé con gusto a poco, todos pensamos que ibas a regresar para tu séptimo curso ¿por qué no lo hiciste?dijo mirando al auror, pero entonces su expresión cambio a una mucho mas seria, e incluso concentrada Me estás bloqueando Iorwerth… ¿qué es lo que no quieres que vea?

Tanto el irlandés como el africano el africano se miraban mutuamente con expresión seria, se podía notar la tensión entre ambos, tensión que hasta hacía un momento atrás no estaba en el ambiente.

Kar le llamó su mujer , Kar, déjalo.

Es mi casa, no quiero secretos en mi casa.

Kar… lo vas a lamentar…

Ciertamente la mujer parecía preveer lo que estaba a punto de ocurrir y sólo por eso Kar cedió en sus intentos de leer la mente del irlandés, pues si ella lo había visto, él también.

Esta es mi esposa, Tashase dirigió esta vez a Jane . Es vidente. Así que si tienes alguna consulta respecto a tu futuro, puedes aprovechar, la consulta es gratisrió el anciano.

No preguntesintervino Iowerth, girándose hacia Jane . Hay cosas que es mejor no saber y el futuro es una de ellas. Después de todo, nada está cien por ciento asegurado ¿no es así?preguntó mirándoles a ambos . Además, las típicas preguntas de como voy a morir o si acaso voy a lograr completar mi misión, de un modo u otro siempre acaban jodiéndote la cabeza. Si la respuesta es negativa, estarás tan segura que vas a fracasar que ni siquiera lucharás por ello, si la respuesta es favorable, estarás tan confiada que esa misma confianza te puede traicionar.

Sabias palabrasañadió Kar.

El futuro jamás está cien por ciento escritodijo Tasha.

Y su conocimiento es tan poderoso como el de la verdad y ambas son cosas que deben de usarse con sabiduría ¿No es así Iorwerth?

El irlandés miró al africano con expresión de miedo, probablemente era la primera vez que Janes había visto esa mirada en su maestro. Kar sonrió e Iorwerth negó con la cabeza.

Kar…volvió a hablarle su mujer, pero el mago le ignoró.

Él te tiene miedoapuntó a Jane , a lo que puedas juzgar. Eres una persona muy importante para él, Jane, aun cuando él haya sido demasiado reservado para llegar a decírtelo. Eres la única Auror que vale la pena, la única persona que invitaría derechamente a vivir a su casa, cuando ahí esconde a su propio padrese giró entonces a Iorwerth . Deberías de confiar un poco más en ella, darle un poco más de mérito, después de todo, nunca te ha fallado.

Él va a decirle de todos modos…

Suficienteinterrumpió el irlandés, poniéndose de pie . No debí de haber venido.

¿Acompañado?preguntó Kar.

respondió Iorwerth.

El africano meneó la cabeza, como si no aprobase sus palabras y su mujer se puso de pie alejándose rápidamente, antes de que Kar moviese una de sus manos y el irlandés saliese expedido en el aire, hasta chocar con una de las paredes y caer al suelo. Iowerth fue a sacar su varita, pero ésta salió volando, antes de que él pudiese tomarla.

No, no varita…

El irlandés miró a su discípula.

¿No sabe?preguntó Kar ¿Tampoco a aquello? ¿Cómo esperas que confíe en ti, Iorwerth, si tú no confías en ella?

Tú no tienes idea de mi vida…

No, nadie la tiene… alcohólico.

¡SUFICIENTE!

Rugió el ex-auror y está vez fue él quien con un movimiento de su mano empujó a Kar, haciéndole caer al suelo a través de un ‹‹Flipendo›› un poco menos potente que el que había recibido él. Kar se echó a reír a carcajadas desde el suelo, mientras Iorwerth se ponía de pie.

Sí, sí, sí… eso es…

El ex-auror se sacudió rápidamente y se acercó al africano para tenderle la misma mano izquierda y ayudarle a ponerse de pie.

Sé lo que quieres.

Sé que lo sabes.

Respondió Kar con una sonrisa y sólo entonces sacó su varita, para tomar el muñón de Iorwerth y con un movimiento circular alrededor de éste, hacer crecer una nueva extremidad de plata, la cual buscó su nueva forma como si se tratase de plata líquida. El ex-auror movió sus nuevos dedos y giró la mano para observarla bien.

Es fría…

Lo sé.

Gracias.

Kar sonrió y le dio un par de palmadas en la espalda, antes de alejarse para regresar a los sillones. Iorwerth miró su mano nueva por un instante mas, y luego la estiró en dirección a su propia varita, aún en el suelo, la cual voló de regreso a su mano, como si la acabase de invocar con un ‹‹Accio››.
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Mensaje por Jane L. Penderwick Jue Jun 01, 2017 12:36 pm

La mística pareja se había ganado el interés de Jane por completo, y lo único que la chica podía pensar en esos momentos era: ¡yo también quiero profesores así! No es que menospreciara a sus antiguos profesores de Hogwarts, por supuesto, pero incluso si alguno de ellos compartiese las mismas habilidades que Kar y Tasha, no recordaba a ninguno que fuese tan épico. Por un momento incluso lamentó no haber hecho un intercambio a Uagadou ella también. Escuchó las palabras de Kar con atención y cuando el viejo le preguntó a Cosmas por qué no había regresado, Jane también desvió la mirada hacia su maestro, inquisitiva. Los siguientes comentarios sólo hicieron que su curiosidad aumentara mientras su mirada pasaba de un mago al otro.
Luego, cuando Kar le presentó a su esposa diciendo que era vidente, Jane abrió la boca para decir algo, pero fue interrumpida por Cosmas. Le miró un poco extrañada, pero lo que decía tenían sentido. Tampoco es que hubiese tenido una pregunta para Tasha en la punta de la lengua, pero estaba segura de que algo se le habría ocurrido. Ahora, en cambio, ya no le parecía tan buena idea. Las siguientes palabras de Kar causaron en Cosmas una reacción que Jane nunca antes había presenciado, y eso le hizo pensar que claramente estaba perdiéndose de algún detalle. Nunca le había gustado sentir que algo se escapara de su entendimiento, pero tampoco creía que aquel fuese el mejor momento para hacer preguntas.

Sin embargo, eso no impidió que le dedicara una mirada interrogativa al ex-auror. Fue entonces cuando Kar volvió a hablar y lo que dijo hizo que Jane alzara las cejas levemente. Sin duda aquella era una forma extraña de enterarse de algunas cosas, pero algo le decía esa era apenas la punta del iceberg.
-Yo no... -empezó a decir, pero la conversación entre los tres magos continuaba como si parte de ella se llevara a cabo en sus mentes, y eso confundía a Jane, quien intercalaba su mirada cada vez que alguno hablaba.
¿Iba a decirle? ¿Decirle qué? La rubia se mantuvo sentada luego de que Cosmas se pusiera de pie y sus palabras le hicieron preguntarse si realmente había sido buena idea acompañarle en aquella pequeña misión que de pronto se le antojaba demasiado personal. Por un instante no pudo evitar sentir que estaba de sobra en ese lugar, pero... había sido él mismo quien le había ofrecido que le acompañara, ¿no? No se había colado ni le había seguido en contra de su voluntad; si se encontraban ahí ahora era porque ambos habían querido. Y sin embargo ese hecho no le otorgaba mayor sentido a la situación.

Fue cuando Tasha se puso de pie que los músculos de Jane se tensaron justo antes de que Cosmas saliese despedido. Entonces ella también se levantó de un salto y llevó una de sus manos hacia el bolsillo donde guardaba su varita, aunque no la sacó. Esperaba no tener que usarla, pues realmente no quería atacar a ninguno de los presentes, pero tampoco podía pasar por alto el hecho de que Kar acababa de lanzar a su maestro contra la pared.
-Joder, ¿qué está pasando? -le preguntó a Tasha con el ceño fruncido. Jane, ¿en serio acabas de preguntarle eso a una ciega?
El diálogo entre Cosmas y Kar sólo contribuía a que la confusión de la chica siguiera aumentando, y aquello ya se estaba tornando verdaderamente frustrante. De no haber sido por la tensión que ahora reinaba en la sala, Jane hubiese sido capaz de gritar exigiendo que le explicaran qué estaba ocurriendo. Sin embargo, observó a los dos magos en silencio y aún lista para sacar su varita y usarla en cuanto le pareciese necesario. No fue hasta que Kar cayó al suelo y empezó a reír que Jane pudo relajar un poco su posición, aunque su expresión seguía siendo una mezcla de desconcierto e irritación.

Sin embargo, pareció olvidar todo aquello cuando de pronto una masa plateada empezó a formarse en el brazo mutilado de Cosmas. Jane observó el proceso con fascinación y una pizca de desconfianza hasta que la mano adquirió su forma definitiva, tan parecida y a la vez distinta a todas las manos que había visto en su vida. Parecía que la tensión que se había formado entre Cosmas y Kar apenas unos minutos atrás había desaparecido en gran parte, como si la mano de plata fuese ahora el nuevo centro de atención.
Luego de que Cosmas recuperara su varita, Jane se acercó a él sin poder quitarle los ojos de encima a su nueva extremidad plateada.
-¿Puedo? -le preguntó extendiendo un brazo, y es que de verdad no podía contener su curiosidad de saber cómo se sentía. Cuando Cosmas le tendió la mano de plata, Jane se la estrechó como lo hubiese hecho normalmente, pero luego empezó a inspeccionarla con ambas manos y sus propios ojos.
-Se siente... extraña -entrecerró los ojos brevemente sin encontrar una mejor palabra para describirla, pues en verdad no se comparaba a nada que hubiese visto antes. Era fría y sólida como el metal, pero se movía como cualquier otra extremidad.

Alzó la mirada para fijar sus ojos en los de Cosmas por un momento y le sonrió, dejándole claro que a pesar de lo raro que podía ser tocar una mano como esa, tenía su aprobación. Luego se giró hacia Kar y Tasha, que habían vuelto a tomar asiento en los sillones, y vaciló momentáneamente. Cosmas ya tenía lo que quería, ¿significaba eso que ahora se marcharían? Ella, por su parte, no estaba tan conforme, pues todo aquel episodio la había dejado con más incertidumbre que otra cosa.
Así que decidió regresar hacia los sillones para tomar asiento al lado de Tasha antes de dirigir su mirada hacia Kar.
-Entonces... ¿alguien va a decirme qué fue todo eso? -volvió a mirar a Cosmas-. Y no, no me refiero a la mano de plata, que eso es lo único que creo haber entendido de verdad.
A Jane nunca le había agradado el misterio innecesario, y en ese momento se sentía como en un verdadero acertijo. Si había algo de lo que debía enterarse, prefería que fuese allí y ahora. Sabía que no estaba en posición de exigirle nada a nadie, pero tampoco pensaba irse sin haber podido aclarar su mente al menos un poco.
Jane L. Penderwick
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Mensaje por Iorwerth Cosmas Jue Jun 01, 2017 12:40 pm

Tasha no respondió, estaba tan preocupada de mantenerse alejada del campo de batalla que la pregunta de Jane le pareció más bien retórica, y es que ¿qué podía decirle ella: Relatarle los hechos con sus ojos ciegos?

Ya con su varita en la mano, Iorwerth dirigió su mirada hacia Jane, quien se acercaba sumamente curiosa, más no impresionada, ni pidiendo explicaciones por el momento, parecía que lo único que hacía espacio en su cabeza en ese instante, era su curiosidad por la mano de plata, por lo que el ex-auror entendió el brazo hacia ella y dejó que le tocara, tal y como le había dejado anteriormente, cuando le había puesto el repelente para insectos en el brazo izquierdo.

Jane le examinó con cuidado, como si estuviese evaluando un objeto rarísimo. De haber sido otra persona, o de no haber tenido el tiempo de refrescar sus lazos y lealtades, de seguro le habría mandado a la misma mierda antes de dejar que le tocara y es que el irlandés siempre había sido más bien una persona reacia al contacto físico. Pero lo que más le sorprendió fue cuando le dedicó una sonrisa, haciendo que le mirase perplejo, antes de intentar regresársela como si no estuviera seguro de porque estaba sonriendo.

La rubia regresó a los sillones y pidió entonces un par de explicaciones, por lo que Tasha guardó silenció con la vista fija, clavada al frente, mientras Kar posaba también su mirada sobre Iorwerth y comenzaba a sonreír, mientras el irlandés también guardaba silencio.

Es una muchacha de carácter, me gustaasintió el hombre . Y ni siquiera se ha sorprendido de verte hacer magia sin usar la varita. Probablemente tampoco le sorprendan demasiado las otras cosas.

O es una ingenua que ni siquiera se dio cuenta.

Oh, vamos, Iorwerth, no le quites crédito a tu discípula.

La conozco, es una distraída, sólo ahora que lo hemos mencionado en voz alta caerá en ello.

Kar fijo su vista en Jane por un momento y sonrío mientras le miraba fijamente. Sólo entonces Jane pudo sentir algo extraño merodeando por su cabeza, cuando Tasha preguntó en voz alta.

¿Quién es Stella?

Iorwerth miró inmediatamente a Kar, quien comenzó a reír.

Lo siento, tu discípula no puede bloquearme tan bien como tú.

Creo que es hora de marcharnosdijo el irlandés quien en ningún momento había tomado asiento . Regresaré otro día y terminaremos esta conversación, pero Jane y yo aún tenemos cosas que hacer. Vamos Jane.

Esta biendijo Kar poniéndose de pie para despedirse . Un gusto en conocerte Jane.

El africano se acercó a abrazar a la chica, mientras su mujer también se ponía de pie, sin embargo ella esperaba a que la rubia se acercara para despedirse. Ambos magos se despidieron también del irlandés y Kar le murmuró algo más que parecían unas disculpas.

Cuando ambos ya estuvieron a punto de salir, Iorwerth se entablilló el brazo derecho en un cabestrillo para ocultar la plata de la mirada curiosa de los muggles, ya que un guante se vería demasiado extraño con aquellas temperaturas.

Lo sé, lo sé, te debo muchas explicaciones, pero todo a su tiempole dijo cuando ya habían caminado unos metros . Siento que hayas tenido que ser partícipe de todo aquello, Kar es un experto legeremante y no tiene respeto alguno por la privacidad. A veces creo que es por eso que sabe tantosonrió y se detuvo de pronto . Oh, el callejón perfecto.

Desvió sus pasos hacia la izquierda, en donde precisamente había un callejón bastante sombrío y deshabitado en el cual tenían un par de contenedores de basura, lo que lo hacía el lugar perfecto para desaparecerse.

Estamos sólo a unos cuantos kilómetros del Mgahinga Gorilla National Park, necesito atrapar una Boomslang o Dispholidus typus, más conocida como Serpiente arbórea africanale miró , pero nadie dice que no podamos ver a un par de gorilas en el camino.
Iorwerth Cosmas
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Mensaje por Jane L. Penderwick Jue Jun 01, 2017 12:43 pm

Aguardó pacientemente -o al menos, tan pacientemente como le era posible a alguien como Jane- a que alguno de los presentes le diese una explicación. El primero en hablar fue Kar, por lo que la rubia lo miró esperanzada, aunque sus palabras no respondieron su pregunta. Desvió la mirada hacia Cosmas cuando este dijo que era una distraída y que por eso no se había dado cuenta de que había hecho magia sin la varita, y Jane no pudo evitar chasquear la lengua con cierto fastidio.
-Sé que aquí es común realizar magia sin necesidad de usar la varita -se defendió con una mirada seria. Aunque nunca había estado en Uagadou, imaginaba que los estudiantes de allí aprenderían ese tipo de magia durante su formación, y que por lo tanto Cosmas podría haber recibido parte de esa instrucción mientras había atendido al colegio durante su intercambio. Sin embargo, sospechaba que algo como eso no podría aprenderse en un solo año, así que suponía que debía haberlo practicado durante un buen tiempo.

-La verdad, si todos los profesores en Uagadou tienen habilidades como las que he presenciado aquí, no me sorprendería que también hubieses aprendido a hablar con los animales -bromeó aún con la mirada puesta en su maestro y se encogió de hombros. Fue entonces cuando empezó a sentir algo ajeno dentro de su mente, así que de inmediato desvió la vista hacia Kar, apretando levemente los labios. Nunca había sido particularmente buena con la oclumancia, y aunque en esos momentos no tenía nada que ocultar, cualquiera se sentía vulnerable cuando sabes que alguien puede revisar tus pensamientos. Estuvo a punto de decir algo, pero nuevamente Cosmas se le adelantó y ella volvió a mirarlo claramente desencantada. Se sentía como una niña a la que acababan de interrumpir mientras armaba un rompecabezas, pero desde luego que no pensaba hacer un berrinche. Se limitó a suspirar con resignación y finalmente se puso de pie, comprendiendo que había perdido la oportunidad de resolver el enigma que se había formado en su cabeza.

Realmente le hubiese gustado quedarse allí el resto del día, no sólo porque sentía que había demasiadas cosas de las que no se había enterado, sino también porque estaba segura de que Kar y Tasha debían tener cientos de historias interesantes que contar.
-Espero que nos volvamos a ver -les dijo luego de haberse despedido de ambos con un abrazo, y es que realmente deseaba que aquel no fuese su primer y último encuentro.
Salió de la casa siguiendo a Cosmas, y caminó sin decir nada por un rato, aun pensando en todo lo que había visto y escuchado allí dentro. El ex-auror fue quien rompió en silencio, dándole a entender que algún momento le explicaría qué había pasado. Bueno, para Jane esa era una especie de consuelo.
-Sí, nunca me ha gustado que se metan en mi cabeza, pero Kar parece una buena persona -dijo en respuesta a lo que había ocurrido con el mago, restándole importancia-. Y Tasha también.

Por supuesto, Jane sabía que las apariencias podían engañar y que ella no sabía nada sobre los dos, pero sí sabía que Cosmas no le hubiese confiado la tarea de adquirir una nueva mano a alguien que no fuese de fiar. Se adentraron en el callejón señalado deteniéndose cerca de unos contenedores de basura, y la mirada de Jane se cargó de ilusión cuando Cosmas le dijo a dónde irían. Así que volvió a tomar su brazo para que ambos abandonaran el pueblo con un casi inaudible “crac”.
Aparecieron en una montaña muy alta, tanto que las nubes parecían estar a su mismo nivel. Jane giró sobre su propio eje para apreciar mejor su entorno, sintiendo una leve presión en el pecho que probablemente se debía a la altura. Estaban rodeados de bosques frondosos, grandes arbustos y helechos. La temperatura era un poco menor allí arriba, en cambio la humedad parecía haber aumentado. Desde donde estaban podían ver la cima de varios montes, así como también un gran lago a lo lejos y lo que parecía ser un volcán.

Jane buscó gorilas con la mirada, pero no encontró ninguno. Tampoco lo esperaba realmente, pues hubiesen tenido demasiada suerte de aparecer justo en el sitio de descanso de los animales.
-Nunca he visto gorilas fuera del zoológico -comentó sin ocultar su emoción, aun recorriendo el paisaje con la mirada. Sin embargo, sus ojos terminaron posándose sobre Cosmas.
-Aunque cualquiera podría pensar que esta es una distracción para evadir explicaciones -enarcó una ceja y sonrió de lado, para luego levantar una mano antes de que Cosmas pudiese decir algo-. Escucha, no voy a pedirte que digas nada que no quieras compartir -empezó con cierta precaución. Sabía que intentar algo así sería un fracaso inevitable, pues Cosmas era una caja fuerte que no se podía forzar.
-Pero si hay algo que creas que deba saber... este parece ser un buen momento para hablar -sonrió por un segundo, encogiéndose de hombros.

Jane nunca había intentado entrometerse en los asuntos personales de Cosmas, no sólo porque sospechaba que no lograría nada con eso, sino porque lo respetaba más que a muchas otras personas. Sin embargo, Kar había tenido razón en una cosa, y era que para que la confianza entre dos personas funcionara, debía ser mutua.
-Después de todas las cosas por las que te he visto pasar, ¿crees que podría juzgarte ahora? -continuó observándole con cuidado. Era cierto que Jane no había aprobado siempre todas las actitudes y decisiones que su maestro había tomado, tenían sus diferencias y había muchas cosas de él que quizás jamás llegaría a entender, pero nunca había sido testigo de que actuara siendo impulsado por la maldad, y eso era lo verdaderamente importante para ella. Aunque su moralidad podía ser cuestionable en algunas situaciones, detrás de sus actos había lógica e incluso nobleza.

-No tengas miedo -dijo después, mientras las palabras de Kar volvían a su mente, y se sintió un poco extraña pues no recordaba nunca haberle dicho algo así a Cosmas-. Si estás llevando una carga dentro de ti, en algún momento puede hacerse demasiado pesada -y, según como ella lo veía, uno siempre tenía la opción de alivianar el peso compartiéndolo con otras personas. No había pensado detenidamente en qué podría ser aquello que Kar sabía y ella no, ni tampoco había sopesado la opción de que tal vez sería algo que no le gustaría oír. Pero es que... ¿qué tan malo podía ser?
-No te voy a negar que estoy muriendo de la incertidumbre después de todo lo que pasó hace un rato -admitió riendo entre dientes-. Pero más allá de eso, sólo quiero ayudar si es que puedo hacerlo de alguna forma. A fin de cuentas... también eres una persona muy importante para mí -finalizó. Siempre lo había sido.
Jane L. Penderwick
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Mensaje por Iorwerth Cosmas Jue Jun 01, 2017 12:48 pm

Lo sonrespondió de inmediato cuando dijo que Kar y Tasha parecían buenas personas —. Es por eso que he venido hasta aquí a buscar su ayuda.

Para Iorwerth, Kar había sido su maestro en muchos de los sentidos, aun cuando su personalidad era algo infantil y bastante cotilla. Siempre buscaba saber todo de todos, aunque jamás usaba la información para crear chismes o esparcir las experiencias del resto, simplemente quería saber. Era como si leer las mentes ajenas fuese su forma de sentirse poderoso, por lo que desde que Iorwerth había estado aprendiendo Oclumancia, que él siempre rabeaba por que le bloqueaba de su cabeza y Tasha salía en su defensa.

Por cierto, respecto a lo que dijiste de que no te sorprendería que también hablase con los animales por haber estudiado un año en Uagadou: Tasha no enseña en la escuela, sólo Kar, y es el Director. No todos los profesores son así de extraordinarios, Kar es algo así como el equivalente a Dumbledorele miró . No creas que Hogwarts está en desventaja, también es un gran colegio.

Ambos desaparecieron entonces en el callejón y volvieron a materializarse en el Mgahinga Gorilla National Park, precisamente sobre uno de los montes más altos, desde donde se tenía una grandiosa vista del lugar, por lo que incluso el mismo Iorwerth (que jamás parecía sorprenderse con nada) se quedó observando el paisaje por un momento, hasta que Jane habló, por lo que sus miradas se encontraron la una con la otra, cuando ella detuvo su vista sobre él, para decir que aquella podía ser una distracción para evitar dar explicaciones.

Necesito la Boomslang.

Respondió de inmediato, aunque lo hizo con una sonrisa, pues le causaba gracia que Jane creyera que él necesitaba de una coartada para no hablar. No era como si no lo conociera ya, si Iorwerth no quería decir algo, era tan cara dura y capaz de mirarte a la cara para decir “No quiero decirte” y quedarse así de ancho. Aún así enarcó una ceja y escuchó lo que ella tenía que decir, e incluso quedó mirándole, por un momento en silencio luego de que ella dijera que él era una persona muy importante para ella. Pero luego bajó la mirada y se dejó caer en la frondosa hierba para sentarse sobre ella.

Siempre podrías juzgarme. No soy una buena persona, Janedijo mientras comenzaba a sacarse el cabestrillo que Kar le había puesto para ocultar su brazo de plata , o tal vez sí, pero no desde el punto de vista tradicional. No soy el chico amable que seria capaz de sacrificar su vida por alguien que no conoce, tal vez ni siquiera por mi padresuspiró y movió la mano metálica ante sus ojos, aprovechando de observarla con mayor detenimiento . Tal vez sí, tal vez no, es difícil de explicar… tal vez demasiado analíticole miró . Siempre veo el bien mayor, el fin que justifica los medios. Si la vida de mi padre está en peligro y yo puedo dar la mía a cambio, pero eso no afecta en nada más, lo haré. Pero si la vida de mi padre está en peligro y yo puedo dar la mía a cambio, pero eso afecta en que un gran grupo de gente va joderse y más sangre se continuará derramando, no lo haré, e incluso tendré la frialdad de yo mismo matar a mi padre si es necesario ¿entiendes lo que te digo? Lo amo, y haré todo lo posible para evitar su muerte, pero dejaré de hacerlo si su vida se vuelve un problema mayor.

Volvió a llenar sus pulmones de aire y metió el cabestrillo dentro de su morral para utilizarlo después. Sin embargo, sacó de éste una especie de muñequera de cuero y se la ajustó al brazo de plata, para luego contraer la misma muñeca y hacer que de esta muñequera saliese el filo de una daga que también parecía estar hecha de plata. Entonces se examinó la extremidad por debajo de la muñequera misma.

Perfecto… solía hacerme daño cada vez que sacaba la daga, ya no másle sonrió —. Qué irónico el destino.

Retrajo nuevamente la daga, quedando ésta escondida dentro de la muñequera y apoyó ambos brazos sobre sus piernas para luego llevarse ambas manos a sus mejillas y tallarlas hacia abajo hasta acabar sacando el rostro del tacto de sus manos, como si aquel hubiese sido un movimiento de desahogo.

También mataría por mantener a mi padre a salvo si lo necesito, y eso es exactamente lo que haré volvió a mirar a la chica . Pero él no puede saberlo o jamás me dejaría mantenerle a salvo, él sí que es noble, no permitiría que alguien más muriese en su nombre y sería capaz de entregarse a si mismo si es necesariovolvió a suspirar . Él es sangre sucia y yo un carroñero, tengo que entregarlo. Hasta ahora he dicho que no sé donde está, que seguramente huyó con Dumbledore, pero no puedo mantener esa farsa por siempre. Tendrá que llegar el momento en el que lo encuentre y entregue su cadáver y eso es algo que no estoy dispuesto a hacer si acaso lo puedo evitar, por eso necesito la Boomslang; necesito hacer poción Multijugos para hacer creer a los mortifagos que otra persona es mi padre, pero ellos le matarán… y cuando lo maten el efecto de la poción cesará y se darán cuenta de la farsa. Así que también necesito darle a esa persona el Filtro de los Muertos en Vida y de ese modo sí se mantendrá con la apariencia de mi padre mientras realmente está vivo, pero aparenta estar muerto y puedo decir que yo ya lo matéhizo una breve pausa y dejó caer su mirada sobre la hierba . Eso significa, y probablemente no tenga otra alternativa, que voy a enterrar a una persona viva…se mordió los labios y entonces volvió a mirarla ¿Aún crees que no vas a juzgarme?... Haré lo que sea por mantener a los míos a salvo, y eso también te incluye, Jane, es sólo... ya sabes que tengo prioridades y que mis métodos no siempre son los correctos.
Iorwerth Cosmas
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Mensaje por Jane L. Penderwick Jue Jun 01, 2017 12:50 pm

Sus ojos siguieron a Cosmas cuando este se sentó sobre la hierba, y Jane decidió hacer lo mismo ubicándose a su lado en posición india. Dejó sus manos descansando sobre sus piernas mientras le escuchaba hablar, observando a ratos el paisaje que tenía frente a ella, y luego otra vez al ex-auror. Sus palabras la habían dejado pensativa, y aunque la muñequera que sacó Cosmas para probar la daga llamó su atención, no fue suficiente para distraerla. Siguió escuchándolo con todos sus sentidos puestos en él, analizando todo lo que decía, asintiendo cuando era necesario y manteniéndose siempre en silencio. No podía decir que aquello era lo que había esperado oír, pero tampoco estaba del todo sorprendida. Cuando el mago dejó de hablar, se hizo un silencio que se prolongó durante algunos segundos. Jane miró nuevamente hacia las montañas y el lago, buscando palabras para expresarse sin encontrarlas tan rápido como le hubiese gustado.

-Creo... -empezó a decir finalmente, aún con cierta duda y los ojos levemente entrecerrados.
-Creo que entiendo tu punto de vista, pero no es fácil de aceptar. Principalmente porque sé que yo jamás podría pensar o actuar de esa manera... pero eso no significa que esté mal -alzó un hombro con sencillez y una media sonrisa surgió en sus labios por un instante-. De hecho, si pienso fríamente en lo que has dicho, tiene mucho sentido. Tal vez demasiado -continuó mientras cambiaba las piernas de posición para acomodarse mejor-. Y quizás sea precisamente eso lo que hace que tu forma de ver las cosas sea tan particular. Los seres humanos somos expertos en olvidar nuestro lado racional y actuar en base a nuestros sentimientos, y la lógica es algo que muchas veces decidimos ignorar -volvió a mirarle a los ojos-. Luchar por una causa mayor a los intereses personales es más difícil de lo que muchos creen.

Y vaya que lo era. Había que tener la sangre muy fría para poder actuar de la forma que Cosmas había expresado, yendo incluso en contra de su propia familia si era necesario para lograr un bien mayor. Y aunque era algo que no hubiese ocurrido aún (y Jane esperaba que no llegase a pasar nunca), no dudaba de que lo haría si se daba la situación. Aquello hizo que un escalofrío le recorriese la espalda, aunque intentó disimularlo.
-Sé que tienes tus prioridades, como también sé que hay muchas cosas que te importan una mierda -rió entre dientes sin poder evitarlo, y es que había sido testigo de incontables veces en las que el irlandés había mandado al mundo a tomar por culo cuando algo no le interesaba. Ella misma había pasado por eso en más de alguna ocasión.
-También sé que hay mucho de ti que no conozco, pero hay otros tantos detalles que pude ver con mis propios ojos cuando trabajábamos juntos -lo observó con cierta nostalgia-. La verdad es que no recuerdo nunca haberte visto hacer algo por pura maldad, o defender un acto que fuera injusto. Siempre había algo de lógica detrás de tus acciones, incluso si fuese una lógica que sólo tú entendías.

Aunque Cosmas nunca hubiese sido de expresar demasiado su vocación (en realidad, no era de expresar la mayoría de las cosas), Jane creía que nadie llegaba tan lejos como auror si no sentía al menos un mínimo de preocupación por el resto del mundo. Y aunque la moral del mago hubiese sido bastante distinta a la del resto, eso no significaba que carecía de ella.
-Creo que uno puede definirse de muchas maneras, pero al final son nuestros actos los que verdaderamente importan. Y dudo mucho que las personas puedan dividirse en buenas y malas, la línea entre esas dos cosas es muy delgada, y la mayoría de la gente camina sobre ella. Supongo que incluso algunos de los mortífagos -le costaba admitir aquello, sobre todo considerando todo lo que había pasado en el último mes. Siempre había sentido rencor por los mortífagos, pero si se detenía a pensar en ellos para verlos como personas, suponía que encontraría más matices que sólo el blanco o el negro. No pudo evitar pensar en Riza por un segundo.

-Es... -apretó los labios en busca de las palabras adecuadas, pero luego recordó algo que tal vez le ayudaría a explicarse de una forma más fácil-. Dame un segundo -le pidió mientras tomaba su mochila. Tras abrirla empezó a buscar dentro de ella hasta dar con lo que necesitaba, una pequeña libreta de cuero que solía usar para hacer anotaciones en los casos que le tocaba resolver como auror, y que en las últimas semanas había servido más bien de diario para desahogarse. Una de las páginas tenía un trozo de papel sujetado por un clip. Jane lo desdobló y se lo entregó a Cosmas.
-Lo encontré en un libro muggle hace algunos años -le explicó mientras él lo leía. El papel estaba algo desgastado, y se notaba que había sido doblado y desdoblado varias veces, pero tanto las imágenes como las letras podían aún distinguirse con claridad-. Lo he conservado desde entonces, siempre me pareció un mensaje bonito. Puedes quedártelo si quieres -le dijo antes de que intentase devolvérselo. -Tal vez te sirva más a ti -sonrió.

Sabía que pensar en todas aquellas cosas que Cosmas había mencionado no era fáil. Quizás él lo hacía ver como algo natural, pero Jane no olvidaba que aunque el ex-auror pudiese ser muchas cosas, antes que todo era humano. Por muy analítico y frío que uno intentase ser, todos tenían límites, e ir más allá de ellos podía ser verdaderamente doloroso. Por un momento Jane repasó en su cabeza el plan que él le había expuesto, dándole vueltas y vueltas en un intento de encontrar alguna solución menos drástica. Sin embargo, no se le ocurrió nada mejor. Y tampoco le sorprendía, pues conociendo a Cosmas, sabía que él debía haber pensado todo con detalle antes de inclinarse por alguna decisión.
-Entonces... la persona a la que enterrarías, ¿la podrías sacar después? -preguntó finalmente.
Jane L. Penderwick
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Mensaje por Iorwerth Cosmas Jue Jun 01, 2017 12:54 pm

Jane se quedó en silenció e Iorwerth se quedó mirándole, esperando su respuesta. Ella quería saber a cerca de él, de porque es que era tan reservado para muchos de sus planes y vivencias, por lo que el irlandés decidió finalmente comenzar a ceder, poco a poco, para ir descubriendo de ese modo si la muchacha era realmente alguien en quien él pudiese confiar y compartir sus vivencias sin temor a ser juzgado, como antes había insistido Kar.

Finalmente la chica pareció abrir la boca para dar su opinión, aunque ésta comenzó con algunos rodeos, antes de empezar a guiarse con lo que realmente pensaba. El irlandés la escuchó con seriedad, como de pronto hubiesen regresado a los viejos tiempos, en donde él la entrenaba y le daba un conjunto de pistas, sin llegar a decirle sus conclusiones finales, mientras le pedía a ella que destejiera el misterio en voz alta, hasta que llegaba al mismo punto que él.

Rió brevemente, junto a ella, cuando la ex-auror mencionó que también sabía que había varias cosas que le importaban una mierda y que jamás le había visto hacer algo por pura maldad. En eso tenía razón, y es que él tampoco lograba llegar a considerarse una persona malvada, es sólo que tampoco se consideraba una buena.

Le observó detenidamente, analizando sus expresiones mientras hablaba, quería entenderla, pues de un modo u otro, le interesaba realmente su opinión. Siempre lo había hecho, y ahora más que nunca, pues ya contaba con tan pocos aliados realmente confiables, que una parte de sí realmente le empujaba a querer mostrarse más transparente con Jane.

Frunció un poco el ceño cuando la chica dijo que esperase y le observó hurgar entre medio de su mochila, hasta sacar una especie de libreta, de la que sacó un trozo de papel para entregárselo a Cosmas. El irlandés lo leyó con atención y no pudo evitar sonreír cuando lo acabó.

Lobosle miró y sonrió —. Gracias, pero los dos podemos tenerlo… cofcofmugglecofcoffingió carraspear, mientras sacaba su varita y apuntaba al trozo de pergamino —. Geminio.

El pergamino inmediatamente se duplicó y entonces regresó el original a Jane, mas ella pronto volvió a preguntar si acaso sacaría a la persona que enterraría viva, por lo que Iorwerth le miró por un momento a los ojos, antes de negar con la cabeza.

En mi papel de carroñero, lo enterraré sólo como una muestra mínima de respeto por ser él el hombre que me dio la vida, pero… sigue siendo un sangre sucia, un enemigo del nuevo gobierno, alguien que no merece ningún respeto en lo absoluto, por lo que sería totalmente ilógico que gastase dinero en un ataúd, por muy sencillo que fuese. Lo enterraré directamente y aún cuando ésta persona no este efectivamente respirando a causa del Filtro de los Muertos en vida, dudo que sobreviva por mucho tiempo, además, aún estoy en la mira de los mortífagos desconfiados. Recuerda que fui yo quien encerró a muchos de ellos, no creas que no van a volver a chequear la “tumba”marcó las comillas con sus dedos en algún momento, yo lo haría si fuera ellos. Es demasiado arriesgado.

Desvió la mirada de regreso a su copia del pergamino y suspiró, antes de doblarla y meterla también entre medio de uno de los libros que llevaba dentro de su morral.

Lobo blanco contra lobo negrosonrió levemente y volvió a mirarla ¿Cuál sería la mezcla de ambos colores si los juntas?esperó a que ella respondiera, para luego asentir con la cabeza . Mi problema es que yo necesito de alimentar a ambos para poder vivir, siempre ha sido de ese modo.

Dijo antes de suspirar y dejar que su cuerpo mutara, transformándose en su forma animaga, la cual era era precisamente un enorme lobo gris, precisamente la mezcla del blanco y el negro, como si los lobos de la historia fuesen sus propios padres o como si ambos hubiesen tenido que mezclarse, luego de que ninguno de ellos ganara jamás. Entonces, el imponente lobo que también estaba sentado sobre la hierva, se encogió en una postura sumisa y se acercó hasta Jane, arrastrándose de poco, con su pata de plata, hasta posar la cabeza sobre una de sus piernas y gemir muy despacio, como si pidiese por una muestra de cariño. Hasta que de pronto se incorporó y sus orejas se irguieron como si hubiese escuchado algo.

Rápidamente se puso de pie y cogió el morral con su hocico, antes de tomar rumbo hacia el Este y detenerse a medio camino, para mirar a Jane, esperando a que le siguiera, antes de seguir su camino a medio trote y luego bajar la velocidad para acercarse con cautela. Ahí, a tan sólo unos cuantos metros de distancia, se encontraban los gorilas.
Iorwerth Cosmas
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Mensaje por Jane L. Penderwick Mar Jun 06, 2017 2:05 pm

Jane sintió cierta complacencia al ver cómo Cosmas sonreía; sabía que para algunos aquel trozo de papel podía ser sólo eso, pero para quienes podían ver más allá y encontrar el verdadero significado del mensaje, se convertía en algo más especial. Soltó una leve carcajada cuando él la llamó muggle y recibió el pergamino para volver a guardarlo, al tiempo que recuperaba la seriedad en su expresión mientras escuchaba el plan del auror. Había estado dándole vueltas a la idea en su cabeza, intentando hallar una forma de no acabar con la vida de otra persona, pero estaba claro que Cosmas ya tenía todo fríamente calculado y que había agotado todas las opciones y atado todos los cabos sueltos.

Desvió la mirada hacia las montañas, pensando en todo lo que su antiguo mentor le había dicho, hasta que él mismo volvió a hablar.
-Gris -respondió a su pregunta luego de un segundo, sin saber muy bien qué tenía que ver aquello con la situación que estaban viviendo, así que miró al auror con curiosidad hasta que su cuerpo empezó a tomar una nueva forma. Automáticamente Jane se echó hacia atrás a causa de la sorpresa, y probablemente se habría caído de espaldas de no haber puesto sus manos como apoyo contra el suelo. Desde luego, no era la primera vez que veía a un mago transformarse en animal, pero sí era la primera vez que veía a Cosmas hacerlo.

Le observó boquiabierta y con nuevos ojos, preguntándose internamente cómo era que recién ahora venía a enterarse de aquel “pequeño” detalle.
-No sabía… -dijo con un hilo de voz, como si las palabras se escaparan de su boca involuntariamente. Volvió a erguir la espalda, recuperando su posición inicial, mientras el lobo en cambio se encogía frente a ella. Aun así se veía enorme para Jane, y estaba segura de que nunca antes había visto un lobo tan grande. Se quedó de piedra mientras el hombre-animal apoyaba su cabeza sobre sus piernas, pero luego alzó una de sus manos para dirigirla hacia él. Sin embargo, Lo hizo lentamente y con cierta duda, no porque le temiese sino porque ni en sus más locas fantasías se había imaginado haciéndole cariñitos a Cosmas en la cabeza (xD).

Finalmente su mano alcanzó al lobo y sus dedos se deslizaron por su pelaje gris, sólo por un momento antes de que este volviese a levantarse con expresión atenta. Jane lo siguió con la mirada, afinando todos sus sentidos, y también se puso de pie tan rápido como pudo. Observó su alrededor como si esperase ver llegar a alguien más, e instintivamente tanteó en la zona donde guardaba su varita para sacarla en caso de que fuese necesario. Pero no parecía haber ningún tipo de amenaza cerca, y cuando Jane volvió a dirigir la vista hacia Cosmas, el lobo ya había empezado a alejarse.

Jane se dispuso a seguirlo, apresurando el paso para no quedarse demasiado atrás y sin saber aún qué era lo que estaba ocurriendo. ¿Estaban huyendo de algo o alguien? ¿O era más bien una persecución?
-¿Qué…? -empezó a preguntar cuando el lobo se detuvo, pero al desviar la mirada hacia donde él la había fijado, se quedó sin palabras. Frente a ellos, en medio de un montón de helechos, se hallaba un grupo de nueve gorilas. Jane los observó maravillada, pues su experiencia con gorilas en los zoológicos no era nada comparado con lo que estaba viviendo en esos momentos.

Reconoció al líder de la manada por su lomo plateado y su tamaño casi dos veces mayor al del resto de los adultos del grupo. No supo cuáles de los demás eran hembras y cuáles machos, pero reconoció con emoción a dos bebés. Ninguno de ellos parecía perturbado por su presencia, lo cual le hizo pensar que debían estar habituados a la aparición de humanos en la zona, turistas o científicos que los estudiaban. Parecían más pendientes del lobo, pues lo observaban como si fuese una criatura que nunca antes habían visto. Probablemente ese era el caso, pues Jane dudaba que hubiese animales similares a los lobos en aquellas montañas.

No se atrevió a dar un paso más pues temía arruinar el momento, aunque una parte de ella se moría por abrazarlos. Tenían una expresión tan pacífica que le costaba imaginarse a alguno de ellos atacando, pero no dudaba de que debían ser extremadamente fuertes y a fin de cuentas, seguían siendo animales salvajes. Las dos crías, que eran las más inquietas del grupo, se balanceaban sobre sus madres y se prendían de sus cuerpos mientras el macho líder no quitaba los ojos de encima a los recién llegados. Era una escena verdaderamente impresionante.

-Son perfectos -dijo Jane en voz baja tras un rato, como si se hubiese olvidado de que existía algo más que los gorilas en esos momentos. No supo exactamente porqué, pero ver a aquellos animales que transmitían tanta paz, inteligencia y majestuosidad, hizo que se le humedecieran los ojos.
-Agh, creo que me entró algo al ojo -masculló mientras se frotaba los párpados y luego rió por lo bajo antes de mirar a Cosmas de reojo. Nunca había sido de lloriquear por escenas como esa, en su trabajo había vivido cosas mucho más fuertes, pero parecía ser que se le habían acumulado demasiadas emociones en un solo día, especialmente luego de los meses oscuros que le había tocado vivir.
Jane L. Penderwick
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Mensaje por Iorwerth Cosmas Sáb Jun 24, 2017 6:27 pm

Debía de admitir que aquel pergamino tenia mucho de razón, pero tal y como el y había dicho, a veces se necesitaba alimentar a los lobos para poder sobrevivir, por lo que precisamente convertirse en un lobo gris resultaba demasiado irónico para ese momento.

Que fuese un animago no era ningún secreto, el nombre de Iorwerth Alexander Cosmas estaba presente en el registro del Ministerio y aquel era un archivo publico para quien lo solicitara. Sin embargo, el auror jamás hablaba de ello, ni se exhibía como un espectáculo callejero. Para él la animagia jamás había sido una elección, ni un pasatiempos, ni simple investigación como lo había sido para otros magos; para él había sido la necesidad de acompañar a su esposa en una transformación más llevadera, a la cual ni siquiera la Poción Matalobos lograba calmar, y eso lo convertía en algo demasiado intimo como para ser revelado con demasiada soltura.

El lobo se apoyó en una de las piernas de la muchacha y se dejó acariciar por ella, como si aquello fuese lo más normal del Mundo, y es que aquella era otra muestra más de confianza hacia Jane, o al menos esa era su intención. Pero aquella caricia apenas duró lo que un suspiro, pues los sentidos más agudos del lobo le alertaron de la presencia de criaturas cercanas e Iorwerth no dudó en pararse a investigar.

Podían ser gorilas, como podía ser cualquier otra cosa, no estaba realmente seguro, ya que en realidad jamás se había dedicado a rastrear gorilas en su forma de lobo, pero la ausencia de cualquier aroma a sangre le decía que no se trataba precisamente de un peligro y, estando en un parque nacional que protegía a los gorilas, hacía de ello una oportunidad que valía la pena aprovechar, y así fue. Frente a ellos, un grupo de nueve majestuosos gorilas sobresalían entre medio de la fértil masa de hierva verde que cubría ese lado de la jungla.

El animago los observaba tan impresionado como Jane y por eso tardó un poco en caer en cuenta que era precisamente él quien tenia la atención de aquel grupo de animales. Claro, lo comprendió enseguida, no sólo era una criatura desconocida para ellos, sino también un predador, por lo que de inmediato se dejó caer al suelo, adoptando una actitud relajada, para dejarles en claro que no representaba ningún peligro, ya que imagino que regresar a su forma humana en presencia de ellos podría ser motivo de alarma. Después de todo, a ninguna criatura —doméstica o salvaje— le agradaban las sorpresas, y aquello lo había aprendido por experiencia.

Jane casi pudo ver una risa en la expresión del lobo, luego de que ella dijera que le había entrado algo al ojo. Pero no hubo tiempo de investigar si acaso los lobos realmente eran capaces de reír, pues su atención se vio posada en uno de los bebes de gorila que se descolgaba del agarre de su madre para acercarse a ellos con curiosidad, antes de ser detenido por macho líder del grupo, quien decidió acercarse primero. Era un gorila de enorme tamaño, cuyo brazo podría quebrar los huesos de cualquiera, por lo que Iorwerth no pudo evitar incorporarse a medias como acto reflejo. Entonces el líder se detuvo y adoptó una postura mas defensiva, por lo que el lobo miró a la fugitiva y se echó de nuevo al suelo, esta vez también agachando la cabeza. El gorila se acercó al irlandés hasta romper cualquier distancia personal y lo olfateó descaradamente. Jane pudo notar como la incomodidad del lobo hizo que hasta se le erizaran los pelos del lomo y eso hizo también que el gorila le golpease en uno de los costados, haciéndole gemir. Cosmas supuso lo que el líder buscaba, por lo que inmediatamente rodó sobre su espalda y dejó su pecho al descubierto, gimiendo casi en silencio como acto de sumisión. El líder resopló con fiereza y, acto seguido, se alejó del lobo un par de metros, para luego sentarse vigilante sobre la hierba, mientras el bebé travieso se acercaba por fin, seguido por un pequeño grupo de gorilas curiosos que también acudían a olfatear al extraño lobo, quien seguía tumbado sobre la hierba, bajo la mirada vigilante del líder.
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Mensaje por Jane L. Penderwick Sáb Ago 12, 2017 7:11 pm

Jane se había cruzado con varias criaturas mágicas y no mágicas en el pasado, pero nunca antes con animales como esos. Los observaba en parte con la impresión de quien experimenta algo por primera vez, pero al mismo tiempo con esa familiaridad que sientes cuando te encuentras con algo que no es tan extraño ni diferente a ti. La bruja miraba a los gorilas con curiosidad y fascinación, apreciando sus rasgos y expresiones tan humanas que casi le producían escalofríos.

Ellos, en cambio, no parecían muy impresionados de Jane. Suponía que eso era más bueno que malo. Los animales debían estar acostumbrados a la presencia de los guardabosques, los investigadores y los turistas que acudían allí para observar a los gorilas, así que los humanos definitivamente no eran nada nuevo para ellos. La curiosidad de los primates parecía recaer en Cosmas, así lo comprobó cuando el líder del grupo detuvo a una de las crías que intentaba acercarse, para ser él quien se aproximase al lobo.

Jane contuvo la respiración en ese momento pero intentó no tensarse, pues mucha gente decía que los animales eran capaces de detectar esos cambios de emociones y ella creía que hasta cierto punto era cierto. Sin embargo, tampoco era precisamente tranquilizante ver como un enorme y musculoso gorila se acercaba a un Cosmas transformado en lobo y prácticamente rendido a sus pies.

El gorila inspeccionó al lobo de cerca -muy de cerca- y a Jane la situación no dejó de parecerle divertida. En otra ocasión se habría reído, pero al ver que Cosmas recibía un golpe automáticamente llevó su mano hacia su varita. Sí, los gorilas podían ser muy bonitos e impresionantes, pero la chica no dudaría en usar la magia si veía que las cosas se salían de control. El gorila levantó la mirada cuando Jane hizo un ademán de acercarse, y no lo hizo. No parecía querer lastimar a nadie, simplemente estaba cumpliendo su rol de macho protector.

Finalmente el enorme animal pareció convencerse de que ninguno de los dos representaba una amenaza, y retrocedió para sentarse a unos cuantos metros de distancia. Entonces el bebé y un par de gorilas curiosos más se acercaron al lobo para inspeccionarlo también, aunque de una forma menos inquisitiva y dominante. Jane observaba la escena maravillada y también, debía admitir, con algo de envidia, pues Cosmas había pasado a convertirse en el centro de atención de los gorilas y además había logrado ganarse su confianza.

Optó entonces por arrodillarse, pues imaginaba que una menor altura tal vez podría crear más confianza entre ella y los animales, y en esa posición fue acercándose poco a poco y siempre pendiente de la reacción del macho, aunque todos los gorilas parecían más concentrados en el lobo que en otra cosa. La cría que se había envalentonado era una de las visiones más adorables que había tenido en su vida. Jane sonrió, recordando entonces una película animada que había visto muchos años atrás. En ella, uno de los protagonistas llevaba su nombre, Jane, e intentaba comunicarse con los gorilas con la ayuda de Tarzán. Podría poner a prueba si acaso los muggles usaban conocimientos reales para sus películas, pero… ¿qué era lo que Jane decía? ¿Era uh-uh-eh-ih-ah, o uh-uh-ih-eh-uh?

-Uh, uh, ih… -empezó a decir, tratando de imitar el sonido de los gorilas (una imitación bastante mediocre, dicho sea de paso), pero al darse cuenta de que ninguno de los animales le prestaba ni la más mínima atención, y que probablemente pensarían que tenía algún tipo de problema o retraso mental (si es que podían pensar en cosas así realmente), terminó callándose y mirando a Cosmas con cara de “sorry, I tried”. Luego de un rato los primates empezaron a acercarse hacia ella también, y Jane creyó que lo mejor sería no moverse demasiado, pero también empezaba a preguntarse si no sería riesgoso para ellos estar tan cerca de un humano extranjero pues suponía que al ser tan similares podrían contagiarse de las mismas enfermedades.

Fue entonces cuando el macho alfa, que se encontraba sentado a un par de metros de distancia, se incorporó sobre sus nudillos y ensanchó los hombros a la vez que emitía un sonido gutural y profundo, pero breve. Eso bastó para que los demás gorilas también se pusieran alerta y desviaran la mirada hacia donde el líder había clavado la vista. Jane también lo hizo, pues sin duda había algo que los había inquietado.

Todo se mantenía tranquilo, igual que antes, no había movimiento entre los helechos ni los árboles, pero el macho alfa seguía acercándose en una posición defensiva pero cautelosa. Finalmente, tras unos instantes de buscar con la vista, distinguió lo que parecía ser una liana verde colgando de un árbol, pero en realidad no lo era. Cuando se fijó mejor, se dio cuenta de que se trataba de una serpiente, y no cualquier serpiente; a esta la había visto incontables veces en sus libros de pociones. Era una boomslang.
-Oh… creo que es nuestro día de suerte -miró al lobo y sonrió brevemente mientras los gorilas se retiraban lentamente. Esa era la serpiente que Cosmas necesitaba.
Jane L. Penderwick
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Una serie de eventos desafortunados - Iorwerth Cosmas {Africa} - Página 2 Empty Re: Una serie de eventos desafortunados - Iorwerth Cosmas {Africa}

Mensaje por Iorwerth Cosmas Lun Mar 27, 2023 12:53 am

Iorwerth se mantuvo en posición exponiendo su vientre, como perrito haciéndose el muerto, hasta que el macho alfa se sentó ya alejado de él. Sólo entonces rodó sobre su panza para dejar de exponer sus órganos vitales y observar con mayor claridad a las crías curiosas que se acercaban a explorar. Jane, por su parte, no dudó en utilizar sus habilidades “bilingües” en un intento de comunicarse con los gorilas aunque sin éxito alguno. Le hubiese gustado hacerle notar lo ridícula que su discípula era, así que por primera vez sintió lastima de haber adoptado antes su forma de lobo.

No había duda que aquella era una experiencia única y que, de cierto modo, se sentía como un tarde de brisa cálida luego de una gran tormenta, si acaso se tenía en cuenta todo lo que el par había vivido durante aquellos meses. Sintió incluso un poco de lástima que los gorilas comenzaran a alejarse, pero cuando Jane mencionó que aquél era su día de suerte, sus ojos buscaron inmediatamente los de la chica, para así poder seguir su mirada hasta enfocarse en la causal de semejante comentario y Oh, sí… Jane tenía razón. Ahí, tan sólo a unos cuantos metros de distancia se encontraba una Boomslang africana, ingrediente clave para la poción multijugos y probablemente uno de los habitantes más peligrosos de la selva africana.

El primer instinto de Cosmas fue ponerse de pie, pero lo reprimió rápidamente luego de mirar a los gorilas. Tendría que esperar a que ellos hicieran un poco más de distancia antes de adoptar cualquier posición ofensiva o volver a su forma original, así que solamente se limitó a pasar su mirada de ellos, a la serpiente y luego a su discípula, un par de veces antes de que pudiese actuar.

El lobo se pudo de pie e inmediatamente continuó ganando altura al mutar de regreso a su forma humana y sacar su varita. Sin embargo se contuvo de lanzar un hechizo inmediatamente, dudando por un momento al tiempo que volvía a mirar a Jane con una ligera pizca de incomodidad en su expresión, antes de lanzar un claro, pero no efusivo…

Avada kedavra.

Un rayo de luz verde salió de la varita del ex Auror y dio de lleno en la serpiente, haciéndola caer al piso, completamente ajena de vida. Acababa de matar a sangre fría con una de las maldiciones por las que, hace tan sólo un par de meses atrás, Jane habría tenido enviarle directamente a Azkaban.

No me juzguesdijo el pelirrojo con voz tranquila, al tiempo que guardaba su varita —. En mi cabeza cada uno de los hechizos que sopesé podría haber dañado la piel de la serpiente o simplemente la habría dejado paralizada sin acabar con su vida, al final hubiese sufrido más cuando hubiese llegado el momento de utilizarla. Es un ingrediente muy escaso, aún cuando sólo necesite un trozo, prefiero guardar la mayor cantidad de piel posible para futuros usos. Algo me dice que la Poción multijugos podría ser un arma clave para la siguiente temporada.

Le dio una última mirada a la muchacha, antes de acercarse al cadaver de la serpiente, recogerla con una de sus manos y enrollarla con la otra, para luego meterla a su morral. Como ya antes lo habían hablado, Cosmas había una vez más actuado de la manera más conveniente que, muy pocas veces, era la que tenía más moral.

Hemos cumplido ambos objetivos del día de hoy ¿Hay algo más que te gustaría hacer o ver aquí o prefieres que te lleve a casa lo antes posible para darte un buen baño con agua caliente y asentarte en tu nuevo hogar?

Suponía que usar una una tina de verdad sonaría realmente tentador luego de dos meses andando de fugitiva con una tienda de campaña, pero ya tampoco se sorprendería que ella cambiase de opinión luego de verle lanzar una maldición imperdonable sin chistar los dientes y eso era algo que, aunque no llegase a admitirlo, le provocaba ansiedad.
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