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Viernes de mantequilla - El Caldero Chorreante [Bianca Bona]
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Viernes de mantequilla - El Caldero Chorreante [Bianca Bona]
Viernes 5 de Mayo de 2017 - Londres.
Por fin la noche del Viernes!. Un día que no solo los muggles esperan con entusiasmo para poder relajarse en la noche y esperar el fin de semana. También magos y brujas, después de 5 días arduos de trabajo y sacrificio, bueno, para la mayoría, está claro. Es una noche fresca con una temperatura de 11 grados centígrados, bastante nublado pero sin precipitación de lluvias y vientos a 18 kilómetros por hora. Muchos llevan puesto la bufanda y los guantes. A otros les parece mas agradable y apenas llevan algún abrigo arriesgándose de amanecer con tos y una buena gripe a la mañana siguiente.
Los Viernes en la noche para Felez eran sagrados y ya era toda una rutina presentarse mayormente en el Caldero Chorreante acompañado o no. La mayoría de los Viernes durante el 2017 se podía dar el lujo de cumplir solo el turno de la mañana ya que desde la Academia de Aurores en el 2016 egresaron muchos aurores con la especialidad de Cautela, Rastreo y Captura. Felez siempre elegía a uno de ellos para que lo cubran durante el turno de la tarde en el último día laboral. Los más jóvenes no podían quejarse, Felez en el escalafón estaba mas alto que ellos. Además los ex cadetes podrían conseguir mas experiencia, así que era algo bueno para ellos más allá de la ventaja que Felez quería sacar para irse de la Oficina de Aurores cuanto antes.
Llegó a su departamento para asearse rápidamente y se sentó en su pequeña sala de estar para hacer zapping con la televisión, mientras llegaría el chico del delivery con media tarta de acelga. Le pagó al delivery y se puso a cenar mientras veía el noticiero de la noche donde recalcaban la peligrosidad de los magos y las brujas. No era algo bueno de ver y escuchar mientras se cenaba, apagó la televisión ya casi terminando su tarta. Limpió la mesa y lavó los cubiertos y el plato dejando todo en orden para marcharse de su departamento.
Llegó al Caldero Chorreante y apenas entró divisó a un grupo de aurores sin la vestimenta de auror en una mesa, los saludó con un gesto y estos se lo devolvieron. Luego vio a un viejo mago que era conocido suyo y fue hasta su mesa a saludarlo y hablaron por unos minutos. El viejo mago estaba a gusto de volver a ver a Felez después de un largo tiempo. Pero ya era tarde para él y su esposa lo esperaba en casa. Se despidió de Felez amablemente.
El Caldero estaba un poco lleno a pesar de que ya eran las 10 pm. Se mantenía abierto hasta las primeras horas de la madrugada los fines de semana y siempre era un lugar donde se encontraban conocidos y amigos. Felez quedó sentado en la mesa que había ocupado su conocido. Pidió una cerveza de mantequilla, esas que eran tan gustosas y riquísimas que solo el Caldero servía y no en otro lugar, según Felez. Probó un sorbo y ratificaba en su cabeza lo que pensaba de la cerveza de mantequilla que servían en ese lugar.
"Siguen ofreciendo la mejor"
Miraba la jarra de su cerveza como si se preguntara que clase de magia usaban en el Caldero para que la cerveza de mantequilla aquí fuera un elixir de los dioses comparada con la que servían en Las tres Escobas y Cabeza de Puerco.
*Aclaración sobre la imagen: el hombre que se muestra en la foto no es el PB de Felez, solo la vestimenta es válido.
Por fin la noche del Viernes!. Un día que no solo los muggles esperan con entusiasmo para poder relajarse en la noche y esperar el fin de semana. También magos y brujas, después de 5 días arduos de trabajo y sacrificio, bueno, para la mayoría, está claro. Es una noche fresca con una temperatura de 11 grados centígrados, bastante nublado pero sin precipitación de lluvias y vientos a 18 kilómetros por hora. Muchos llevan puesto la bufanda y los guantes. A otros les parece mas agradable y apenas llevan algún abrigo arriesgándose de amanecer con tos y una buena gripe a la mañana siguiente.
Los Viernes en la noche para Felez eran sagrados y ya era toda una rutina presentarse mayormente en el Caldero Chorreante acompañado o no. La mayoría de los Viernes durante el 2017 se podía dar el lujo de cumplir solo el turno de la mañana ya que desde la Academia de Aurores en el 2016 egresaron muchos aurores con la especialidad de Cautela, Rastreo y Captura. Felez siempre elegía a uno de ellos para que lo cubran durante el turno de la tarde en el último día laboral. Los más jóvenes no podían quejarse, Felez en el escalafón estaba mas alto que ellos. Además los ex cadetes podrían conseguir mas experiencia, así que era algo bueno para ellos más allá de la ventaja que Felez quería sacar para irse de la Oficina de Aurores cuanto antes.
Llegó a su departamento para asearse rápidamente y se sentó en su pequeña sala de estar para hacer zapping con la televisión, mientras llegaría el chico del delivery con media tarta de acelga. Le pagó al delivery y se puso a cenar mientras veía el noticiero de la noche donde recalcaban la peligrosidad de los magos y las brujas. No era algo bueno de ver y escuchar mientras se cenaba, apagó la televisión ya casi terminando su tarta. Limpió la mesa y lavó los cubiertos y el plato dejando todo en orden para marcharse de su departamento.
- Vestimenta de Felez:
- https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/originals/40/4c/e8/404ce8dad978c278ee1cddbaf7568f72.jpg
Llegó al Caldero Chorreante y apenas entró divisó a un grupo de aurores sin la vestimenta de auror en una mesa, los saludó con un gesto y estos se lo devolvieron. Luego vio a un viejo mago que era conocido suyo y fue hasta su mesa a saludarlo y hablaron por unos minutos. El viejo mago estaba a gusto de volver a ver a Felez después de un largo tiempo. Pero ya era tarde para él y su esposa lo esperaba en casa. Se despidió de Felez amablemente.
El Caldero estaba un poco lleno a pesar de que ya eran las 10 pm. Se mantenía abierto hasta las primeras horas de la madrugada los fines de semana y siempre era un lugar donde se encontraban conocidos y amigos. Felez quedó sentado en la mesa que había ocupado su conocido. Pidió una cerveza de mantequilla, esas que eran tan gustosas y riquísimas que solo el Caldero servía y no en otro lugar, según Felez. Probó un sorbo y ratificaba en su cabeza lo que pensaba de la cerveza de mantequilla que servían en ese lugar.
"Siguen ofreciendo la mejor"
Miraba la jarra de su cerveza como si se preguntara que clase de magia usaban en el Caldero para que la cerveza de mantequilla aquí fuera un elixir de los dioses comparada con la que servían en Las tres Escobas y Cabeza de Puerco.
*Aclaración sobre la imagen: el hombre que se muestra en la foto no es el PB de Felez, solo la vestimenta es válido.
Felez B. Sabacius
Re: Viernes de mantequilla - El Caldero Chorreante [Bianca Bona]
Menos mal que era viernes. Estaba muy cansada de toda la semana en el Hospital y necesitaba un descanso. Normalmente un libro al lado de la chimenea le hubiese servido para relajarse tanto física como psicológicamente, pero ese día había querido romper un poco sus esquemas e irse de compras. No es que lo necesitase, pero con el sueldo de San Mungo le daba para vivir perfectamente y de vez en cuánto un caprichito no estaba de más. Se adentró en el Callejón Diagon y recorrió toda la avenida parándose en todos los escaparates, para ver las últimas novedades. No había nada que le hubiese sorprendido por el momento hasta que sus ojos se quedaron imantados con una túnica azul turquesa en el escaparate de Madame Malkin. Bajó la mirada hacia el precio: 10 galeones. “No está mal”, pensó. Entró directamente a la tienda y se acercó a la primera encargada que vio para pedirle su talla de la túnica para probársela. Tras hacerlo y comprobar que le quedaba bien, se acercó al mostrador y la pagó.
Estaba bastante satisfecha de su compra y tenía que admitir que la bolsa que le habían dado era preciosa. Posiblemente otro día se hubiese arrepentido de haberlo hecho porque no formaba parte de su forma de vida. Estaba acostumbrada a quedarse en casa, invitar a amigos a su casa, organizar cenas y las pocas veces que salía lo hacía porque había algún evento importante al que asistir. Puestos a rematar el día haciendo cosas que nunca hubiese hecho, siguió los carteles del Callejón Diagon hasta que se vio delante de la puerta del Caldero Chorreante. No era un bar que le gustase mucho, ya que estaba lleno de magos que estaban la mayoría de paso, con lo cual no era gente muy agradable ni que buscase amistad, sólo se encontraban allí por razones profesionales. No obstante, tenía que admitir que el camarero siempre era muy amable con ella. Se adentró en el bar y observó un poco el ambiente.
El Caldero Chorreante se encontraba bastante lleno. No podía compararlo con ningún otro día porque no era una clienta asidua, pero supuso que todo el mundo después de una larga jornada de trabajo se venía a tomar algo. Se hizo un hueco entre un grupo de hombres que estaba en la barra, y pidió un zumo de calabaza. Cuando se giró para buscar un sitio se sintió un poco ridícula ya que nadie bebía un zumo a esas horas. Rodó sus ojos de un lado a otro y lo más suave que vio en las mesas fue una cerveza de mantequilla, que la bebía un hombre. Para no sentirse tan fuera de lugar en una vista general del bar, se acercó hasta una de las mesas vacías cercanas a ese hombre que se encontraba de espaldas a ella. Cuando estaba casi a la altura de él y justo antes de pasarle de largo, se pisó el tacón con el vestido, tropezó y cayó al suelo derramando parte del zumo sobre la espalda del chico. Se levantó rápido rogando que nadie la hubiese visto pero casi todo el mundo alrededor se había quedado mirándola. Se dirigió rápido al hombre: -Lo siento muchísimo, no era mi intención, de verdad – dijo excusándose mientras recogía su maletín y las bolsas -. Me he enganchado con la parte de atrás de la túnica y he tropezado...– se explicó.
Estaba bastante satisfecha de su compra y tenía que admitir que la bolsa que le habían dado era preciosa. Posiblemente otro día se hubiese arrepentido de haberlo hecho porque no formaba parte de su forma de vida. Estaba acostumbrada a quedarse en casa, invitar a amigos a su casa, organizar cenas y las pocas veces que salía lo hacía porque había algún evento importante al que asistir. Puestos a rematar el día haciendo cosas que nunca hubiese hecho, siguió los carteles del Callejón Diagon hasta que se vio delante de la puerta del Caldero Chorreante. No era un bar que le gustase mucho, ya que estaba lleno de magos que estaban la mayoría de paso, con lo cual no era gente muy agradable ni que buscase amistad, sólo se encontraban allí por razones profesionales. No obstante, tenía que admitir que el camarero siempre era muy amable con ella. Se adentró en el bar y observó un poco el ambiente.
El Caldero Chorreante se encontraba bastante lleno. No podía compararlo con ningún otro día porque no era una clienta asidua, pero supuso que todo el mundo después de una larga jornada de trabajo se venía a tomar algo. Se hizo un hueco entre un grupo de hombres que estaba en la barra, y pidió un zumo de calabaza. Cuando se giró para buscar un sitio se sintió un poco ridícula ya que nadie bebía un zumo a esas horas. Rodó sus ojos de un lado a otro y lo más suave que vio en las mesas fue una cerveza de mantequilla, que la bebía un hombre. Para no sentirse tan fuera de lugar en una vista general del bar, se acercó hasta una de las mesas vacías cercanas a ese hombre que se encontraba de espaldas a ella. Cuando estaba casi a la altura de él y justo antes de pasarle de largo, se pisó el tacón con el vestido, tropezó y cayó al suelo derramando parte del zumo sobre la espalda del chico. Se levantó rápido rogando que nadie la hubiese visto pero casi todo el mundo alrededor se había quedado mirándola. Se dirigió rápido al hombre: -Lo siento muchísimo, no era mi intención, de verdad – dijo excusándose mientras recogía su maletín y las bolsas -. Me he enganchado con la parte de atrás de la túnica y he tropezado...– se explicó.
Bianca Bona
Re: Viernes de mantequilla - El Caldero Chorreante [Bianca Bona]
Después de darle adoración a su cerveza de mantequilla, miró nuevamente hacia la mesa donde estaban sus colegas aurores. Uno de ellos le hizo seña invitándolo a compartir la mesa. Felez hizo media risa haciéndole saber a su compañero que sin compañía estaba mucho mejor. Era raro verlo acompañado, pero de vez en cuando dejaba de ser un poco antipático y compartía sus momentos con alguien. Sus colegas no se ofendieron, lo conocían suficiente como para no volver a "molestarlo".
Hizo un panorama general con su vista y divisó una mujer entrando al Caldero en ese momento, solo la observó por unos segundos, no era algo que le importara a Felez, indiferentemente quitó su vista de la mujer. Tomó su cerveza y la degustó dos veces más. Felez no era de esos hombres que se acercaban a la primera mujer bonita para invitarla a tomar un trago o para llegar a fines sexuales, para él eran cosas banales. De hecho, el auror solo estuvo enamorado una sola vez cuando era alumno de Hogwarts siendo adolescente de una chica de Ravenclaw que aún la seguía viendo pero ya no estaban juntos, pero existía la posibilidad de que siguieran enamorados. Felez estaba "disponible" pero nunca pensaba en ese tema, o la mayor parte del tiempo. Tenía muchos asuntos más importantes en que pensar.
Pasaron algunos minutos y el jarro de su cerveza solo estaba medio lleno, tomo lo que quedaba de la bebida de un solo trago. Ya había acabado su cerveza y entonces estaba a punto de levantarse para ir a la barra a llenar su jarra cuando de pronto sintió un ruido detrás suyo y enseguida sintió toda húmeda su espalda. Se lenvató de su silla y se dió vuelta para ver quien era el idiota que había mojado su campera -¡¿Qué carajo?!- estaba bastante enojado, pero cuando vio que era una mujer disculpándose un poco desesperada Felez trató de calmarse un poco -Está bien, está bien...acepto tus disculpas- dijo a regañadientes. Algunas de las personas que estaban cerca a su mesa se reían por la situación, algo que a Felez le molestó bastante, los miró seriamente y ya no hubo ninguna risa suelta en el aire. Se sacó su campera y la sostuvo con su mano izquierda. Apretó su varita con su mano derecha y de la punta salió una brisa de aire muy caliente apuntando la parte húmeda de la prenda. Sin mirar a la mujer, escuchó como ésta explicaba el porque de su tropiezo -Ya te dije que aceptaba tus disculpas. No es necesario que andes rogando- contestó un poco mas calmado. Su campera ya estaba seca como antes pero tenía una mancha bastante grande y se la podía notar. Apuntó nuevamente su varita a su campera y ésta fue tomando el color natural de la prenda -Listo!. Quedó como nueva, lo ves?- Felez se dio vuelta para sentarse en su mesa sin dirigirse a la mujer. Recordó que ya no tenía su jarra llena entonces se levantó de su silla para ir a la barra a llenarla. Solo caminó unos metro y se dio vuelta para mirar a la mujer durante varios segundos.
"Invítala a tu mesa, no la dejes avergonzada frente a todos"
Felez se acercó a la mujer -¿Estás sola o esperas a alguien?. Si quieres puedes acompañarme en mi mesa, pero te advierto que esto te saldrá una cerveza de mantequilla- Felez aún estaba algo tenso -Es broma- respondió con media risa pero su semblante era serio -Iré a la barra a llenar mi jarra de cerveza de mantequilla, ¿tú quieres algo?- más allá de que la había invitado para que lo acompañe en su mesa, él era indiferente, pero trataba de ser lo más educado posible con una dama.
Hizo un panorama general con su vista y divisó una mujer entrando al Caldero en ese momento, solo la observó por unos segundos, no era algo que le importara a Felez, indiferentemente quitó su vista de la mujer. Tomó su cerveza y la degustó dos veces más. Felez no era de esos hombres que se acercaban a la primera mujer bonita para invitarla a tomar un trago o para llegar a fines sexuales, para él eran cosas banales. De hecho, el auror solo estuvo enamorado una sola vez cuando era alumno de Hogwarts siendo adolescente de una chica de Ravenclaw que aún la seguía viendo pero ya no estaban juntos, pero existía la posibilidad de que siguieran enamorados. Felez estaba "disponible" pero nunca pensaba en ese tema, o la mayor parte del tiempo. Tenía muchos asuntos más importantes en que pensar.
Pasaron algunos minutos y el jarro de su cerveza solo estaba medio lleno, tomo lo que quedaba de la bebida de un solo trago. Ya había acabado su cerveza y entonces estaba a punto de levantarse para ir a la barra a llenar su jarra cuando de pronto sintió un ruido detrás suyo y enseguida sintió toda húmeda su espalda. Se lenvató de su silla y se dió vuelta para ver quien era el idiota que había mojado su campera -¡¿Qué carajo?!- estaba bastante enojado, pero cuando vio que era una mujer disculpándose un poco desesperada Felez trató de calmarse un poco -Está bien, está bien...acepto tus disculpas- dijo a regañadientes. Algunas de las personas que estaban cerca a su mesa se reían por la situación, algo que a Felez le molestó bastante, los miró seriamente y ya no hubo ninguna risa suelta en el aire. Se sacó su campera y la sostuvo con su mano izquierda. Apretó su varita con su mano derecha y de la punta salió una brisa de aire muy caliente apuntando la parte húmeda de la prenda. Sin mirar a la mujer, escuchó como ésta explicaba el porque de su tropiezo -Ya te dije que aceptaba tus disculpas. No es necesario que andes rogando- contestó un poco mas calmado. Su campera ya estaba seca como antes pero tenía una mancha bastante grande y se la podía notar. Apuntó nuevamente su varita a su campera y ésta fue tomando el color natural de la prenda -Listo!. Quedó como nueva, lo ves?- Felez se dio vuelta para sentarse en su mesa sin dirigirse a la mujer. Recordó que ya no tenía su jarra llena entonces se levantó de su silla para ir a la barra a llenarla. Solo caminó unos metro y se dio vuelta para mirar a la mujer durante varios segundos.
"Invítala a tu mesa, no la dejes avergonzada frente a todos"
Felez se acercó a la mujer -¿Estás sola o esperas a alguien?. Si quieres puedes acompañarme en mi mesa, pero te advierto que esto te saldrá una cerveza de mantequilla- Felez aún estaba algo tenso -Es broma- respondió con media risa pero su semblante era serio -Iré a la barra a llenar mi jarra de cerveza de mantequilla, ¿tú quieres algo?- más allá de que la había invitado para que lo acompañe en su mesa, él era indiferente, pero trataba de ser lo más educado posible con una dama.
Última edición por Felez B. Sabacius el Dom Mayo 21, 2017 7:52 am, editado 1 vez
Felez B. Sabacius
Re: Viernes de mantequilla - El Caldero Chorreante [Bianca Bona]
Un sentimiento de vergüenza y culpa ahogaban a Bianca en ese momento ya que casi todo el mundo que estaba alrededor observaba la escena. Pudo escuchar alguna risa y tenía claro que, si se hubiese podido desaparecer sin que nadie se diese cuenta, seguro que lo hubiera hecho. Se sintió un poco más aliviada al saber que le chico la perdonaba por ser una maldita torpe. Observó atenta como el chico, con un golpe de varita, la prenda pasaba de tener un color más oscuro por estar mojada, a el color real, siendo ya casi indistinguible la parte que había sido mojado.
-Has tenido suerte que era zumo de calabaza, si llega a ser vino o whiskey ibas a necesitar más que un simple encantamiento... – comentó disminuyendo poco a poco el tono de voz mientras miraba al chico que directamente se giró para sentarse en la mesa. Se quedó de pie, con su maletín y su bolsa cogidos. ¿Qué debía hacer en ese momento? Había llegado a la conclusión de que ya había tenido suficiente, no podía salir de casa sin fastidiarla, lo mejor era que regresase a casa, se sentase en el sofá y se quedase quieta hasta que llegase la hora de irse a la cama.
Cuando dio el primer paso dirección a la puerta del local, vio como el chico se levantaba de la mesa para ir a la barra. Se quedó clavada en el sitio y miró le directamente en un intento de buscar un leve contacto visual para lanzarle una última sonrisa a modo de excusa por lo ocurrido. No fue así, pero de repente, se giró y dirigió a ella ofreciéndole quedarse con él tomando algo. Le agrado el hecho de que, a pesar de lo que había pasado, estaba siendo muy amable con ella. Bianca tenía tendencia a caer en el error de que siempre que alguien era amable con ella, lo empezaba a ver con otros ojos sin juzgar objetivamente en sus acciones. Tuvo tiempo entonces de fijarse en el chico e hizo, como todas las chicas saben hacer, un barrido de arriba abajo sin que se diese cuenta. Sinceramente, había que admitir que era guapo, y que entraba por los ojos. Sin embargo, ella buscaba algo más, buscaba que las personas tuviesen algo de fondo, y eso sólo se podía comprobar conversando y conociendo a la otra persona.
Bianca nunca había sido una chica que le gustase ligar a pesar de ser una chica bastante atractiva y que, además, tenía bastante conversación. Es más, había tenido un par de relaciones que había acabado dejando porque los chicos, a pesar de ser guapos, no sabían hablar nada más que de Quidditch y otras chicas. No obstante, ya que era un día de romper esquemas, decidió aceptar la propuesta del chico.
- Me iba a ir a casa después del incidente -rio- pero bueno, ¿Por qué no? – preguntó en alto para autoconvencerse de que era lo que debía hacer. -Pero al menos deja que te invite yo y ya podemos quedar en paces -. Dejó apoyados el maletín y la bolsa y se adelantó al chico corriendo hasta la barra para pedir una cerveza de mantequilla y un zumo de calabaza. Volvió rápidamente a la mesa y dejó las dos bebidas encima de ella. -Por cierto, no nos hemos presentado aún, pero yo soy Bianca Bona, sanadora en el Hospital de San Mungo -sonrío mientras extendía la mano para estrecharla.
-Has tenido suerte que era zumo de calabaza, si llega a ser vino o whiskey ibas a necesitar más que un simple encantamiento... – comentó disminuyendo poco a poco el tono de voz mientras miraba al chico que directamente se giró para sentarse en la mesa. Se quedó de pie, con su maletín y su bolsa cogidos. ¿Qué debía hacer en ese momento? Había llegado a la conclusión de que ya había tenido suficiente, no podía salir de casa sin fastidiarla, lo mejor era que regresase a casa, se sentase en el sofá y se quedase quieta hasta que llegase la hora de irse a la cama.
Cuando dio el primer paso dirección a la puerta del local, vio como el chico se levantaba de la mesa para ir a la barra. Se quedó clavada en el sitio y miró le directamente en un intento de buscar un leve contacto visual para lanzarle una última sonrisa a modo de excusa por lo ocurrido. No fue así, pero de repente, se giró y dirigió a ella ofreciéndole quedarse con él tomando algo. Le agrado el hecho de que, a pesar de lo que había pasado, estaba siendo muy amable con ella. Bianca tenía tendencia a caer en el error de que siempre que alguien era amable con ella, lo empezaba a ver con otros ojos sin juzgar objetivamente en sus acciones. Tuvo tiempo entonces de fijarse en el chico e hizo, como todas las chicas saben hacer, un barrido de arriba abajo sin que se diese cuenta. Sinceramente, había que admitir que era guapo, y que entraba por los ojos. Sin embargo, ella buscaba algo más, buscaba que las personas tuviesen algo de fondo, y eso sólo se podía comprobar conversando y conociendo a la otra persona.
Bianca nunca había sido una chica que le gustase ligar a pesar de ser una chica bastante atractiva y que, además, tenía bastante conversación. Es más, había tenido un par de relaciones que había acabado dejando porque los chicos, a pesar de ser guapos, no sabían hablar nada más que de Quidditch y otras chicas. No obstante, ya que era un día de romper esquemas, decidió aceptar la propuesta del chico.
- Me iba a ir a casa después del incidente -rio- pero bueno, ¿Por qué no? – preguntó en alto para autoconvencerse de que era lo que debía hacer. -Pero al menos deja que te invite yo y ya podemos quedar en paces -. Dejó apoyados el maletín y la bolsa y se adelantó al chico corriendo hasta la barra para pedir una cerveza de mantequilla y un zumo de calabaza. Volvió rápidamente a la mesa y dejó las dos bebidas encima de ella. -Por cierto, no nos hemos presentado aún, pero yo soy Bianca Bona, sanadora en el Hospital de San Mungo -sonrío mientras extendía la mano para estrecharla.
Bianca Bona
Re: Viernes de mantequilla - El Caldero Chorreante [Bianca Bona]
Felez apenas escuchó a la mujer aceptando su invitación hizo media vuelta para ir hasta la barra a buscar su cerveza de mantequilla, y suponiendo el trago derramado en su campera por la chica, un zumo de calabaza. Pero frenó y miró nuevamente a la mujer porque ella se ofreció a comprar una cerveza para el auror -No te preocupes, te dije que era una br...- la mujer pasó corriendo a su lado para ir a la barra del Caldero. Felez la quedó mirando solo unos segundos "Qué diablos le pasa" .
Volvió a su mesa esperando a la chica mientras la observaba detenidamente "Linda mujer" mas allá del accidente que atrajo la atención del pub entero, no causó una mala impresión en Felez pero tampoco una buena. Y el pensamiento suyo no era tampoco un alago por así decirlo. Seguía siendo indiferente para él, pero ahora tendría que ser un poco mas "simpático" con su invitada.
La chica regresó a la mesa con el par de bebidas y se presentó ante el auror extendiéndole la mano. Felez no negó tal presentación -Yo soy Felez Sabacius. Trabajo en el Ministerio de Magia- él nunca se presentaba como un auror ante las nuevas personas que conocía. Primero que no le gustaba alardear de su trabajo. Segundo que aún mantenía esta pequeña medida de seguridad aunque ya era un poco conocido en la comunidad mágica de Gran Bretaña por capturar a mortífagos y neo-mortífagos y batallar contra ellos en varias ocasiones. Hubo un par de veces que salió en el diario El Profeta por tales proezas, pero esto fue hace años atrás.
Volvió a su mesa esperando a la chica mientras la observaba detenidamente "Linda mujer" mas allá del accidente que atrajo la atención del pub entero, no causó una mala impresión en Felez pero tampoco una buena. Y el pensamiento suyo no era tampoco un alago por así decirlo. Seguía siendo indiferente para él, pero ahora tendría que ser un poco mas "simpático" con su invitada.
La chica regresó a la mesa con el par de bebidas y se presentó ante el auror extendiéndole la mano. Felez no negó tal presentación -Yo soy Felez Sabacius. Trabajo en el Ministerio de Magia- él nunca se presentaba como un auror ante las nuevas personas que conocía. Primero que no le gustaba alardear de su trabajo. Segundo que aún mantenía esta pequeña medida de seguridad aunque ya era un poco conocido en la comunidad mágica de Gran Bretaña por capturar a mortífagos y neo-mortífagos y batallar contra ellos en varias ocasiones. Hubo un par de veces que salió en el diario El Profeta por tales proezas, pero esto fue hace años atrás.
Última edición por Felez B. Sabacius el Dom Mayo 21, 2017 7:55 am, editado 2 veces
Felez B. Sabacius
Re: Viernes de mantequilla - El Caldero Chorreante [Bianca Bona]
Mientras se sentaba y estrechaba su mano, escuchó como el chico le decía que trabajaba en el Ministerio. Sinceramente la cara del chico le resultaba familiar, aunque jamás se hubiesen conocido. En bastantes ocasiones Bianca tenía que ir al Ministerio a entregar informes sobre los ingresados en San Mungo, y de aquellos que habían sido atacados por algún hechizo o maldición, debía dar parte del responsable del ataque. No era una cosa que le gustase, ya que se salía totalmente de su comfort zone, y muchas veces se sentía incómoda cuando la gente le paraba por los pasillos para preguntarle qué tal iba su vida y cómo estaba todo por el hospital.
- ¿Y en qué departamento trabajas exactamente? – preguntó curiosa Bianca – porque bueno ya sabes, el Ministerio es bastante grande... - sonrió intentando ganarse la confianza del chico. Le encantaba saber qué se hacía en otros trabajos, cuáles eran las responsabilidades de las personas con las que hablaba y cuánto habían estudiado para estar en el puesto que estaban. Le daba mucha importancia a quien estuviese cerca de ella valorase mucho el trabajo duro, y si se encontraba con alguien que no lo hacía, lo motivaba para que viese del trabajo una oportunidad para sentirse realizado. Agarró el zumo de calabaza y le dio un primer sorbo, que le supo a gloria después de todo el espectáculo montado previamente, para después posarlo y esperar la respuesta con una amplia sonrisa.
- ¿Y en qué departamento trabajas exactamente? – preguntó curiosa Bianca – porque bueno ya sabes, el Ministerio es bastante grande... - sonrió intentando ganarse la confianza del chico. Le encantaba saber qué se hacía en otros trabajos, cuáles eran las responsabilidades de las personas con las que hablaba y cuánto habían estudiado para estar en el puesto que estaban. Le daba mucha importancia a quien estuviese cerca de ella valorase mucho el trabajo duro, y si se encontraba con alguien que no lo hacía, lo motivaba para que viese del trabajo una oportunidad para sentirse realizado. Agarró el zumo de calabaza y le dio un primer sorbo, que le supo a gloria después de todo el espectáculo montado previamente, para después posarlo y esperar la respuesta con una amplia sonrisa.
Bianca Bona
Re: Viernes de mantequilla - El Caldero Chorreante [Bianca Bona]
Las pocas mesas libres que quedaban fueron ocupándose poco a poco mientras llegaba mas gente al pub mágico. La "Hora Feliz" se adentraba en el Caldero y las charlas ya no eran tan íntimas como muchos minutos antes. Para Felez no era de importarle, mientras que no hubiera algún mago o una bruja con los efectos del alcohol que se acercara al auror, todo iría bien. Hasta en los pubs del mundo mágico se presentaban las personas que tenían un filoso y peligroso "amor" por las bebidas alcohólicas. El Caldero Chorreante ya tenía sus propios borrachines pero no eran para nada peligrosos y eran muy conocidos en el lugar y en esas noches donde la parranda alegraba al Caldero, éstos eran el "alma de la fiesta".
Escuchó la pregunta de la sanadora que era muy obvia. La respuesta de Felez había sido un poco "inconclusa" por así decirlo. Bianca lo miraba con una sonrisa simpática y que le era agradable al mago, aunque un poco exagerada, pero que éste no le haría notar a la sanadora.
-En el Departamento de Seguridad Mágica- respondió mientras agarraba su jarra de cerveza de mantequilla para darle un buen sorbo -Hace 17 años que trabajo en la Oficina de Aurores- el mago le dio un pequeño sorbo a su bebida.
-Así que Sanadora del San Mungo eh?- arqueó una ceja. Felez parecía curioso con la chica, es que desde su primer año en Hogwarts se interesó por las pociones y por lo que el sabía y le habían comentado, que todo Sanador -en este caso Sanadora- era conocedor o conocedora en pociones curativas y antídotos avanzados y más complejos de los que enseñaban en Hogwarts, está claro.
Se le vino a su mente la situación de los licántropos que últimamente estaba delicada mas los últimos acontecimientos que había ocurrido. Pero quería saber el punto de vista de una trabajadora de San Mungo dedicada profesionalmente a la sanación y la medimagia -¿Cómo va la situación de los licántropos?- preguntó con curiosidad y mirando con atención a la chica. El auror parecía estar un poco mas relajado y la charla iría fluyendo mas tranquila.
Escuchó la pregunta de la sanadora que era muy obvia. La respuesta de Felez había sido un poco "inconclusa" por así decirlo. Bianca lo miraba con una sonrisa simpática y que le era agradable al mago, aunque un poco exagerada, pero que éste no le haría notar a la sanadora.
-En el Departamento de Seguridad Mágica- respondió mientras agarraba su jarra de cerveza de mantequilla para darle un buen sorbo -Hace 17 años que trabajo en la Oficina de Aurores- el mago le dio un pequeño sorbo a su bebida.
-Así que Sanadora del San Mungo eh?- arqueó una ceja. Felez parecía curioso con la chica, es que desde su primer año en Hogwarts se interesó por las pociones y por lo que el sabía y le habían comentado, que todo Sanador -en este caso Sanadora- era conocedor o conocedora en pociones curativas y antídotos avanzados y más complejos de los que enseñaban en Hogwarts, está claro.
Se le vino a su mente la situación de los licántropos que últimamente estaba delicada mas los últimos acontecimientos que había ocurrido. Pero quería saber el punto de vista de una trabajadora de San Mungo dedicada profesionalmente a la sanación y la medimagia -¿Cómo va la situación de los licántropos?- preguntó con curiosidad y mirando con atención a la chica. El auror parecía estar un poco mas relajado y la charla iría fluyendo mas tranquila.
Felez B. Sabacius
Re: Viernes de mantequilla - El Caldero Chorreante [Bianca Bona]
Dio un sorbo más a su zumo de calabaza mientras observaba cómo el chico se explicaba. No le hacía gracia el hecho de que fuese Auror, siempre acababa teniendo muchos problemas con ellos, como aquella vez que uno le había insultado en el Hospital. En verdad, era una cosa a la que, como sanadora, estaba expuesta: quejas de pacientes que sienten que no has hecho tu trabajo al máximo o algunos por lo que no puedes hacer más que necesitan un milagro. Eso tocaba siempre bastante a Bianca, que era una chica sensible muy entregada por su trabajo. Más de una vez había acabado llorando en el despacho por no aguantar la presión en sus años de preparación. Escuchó atentamente la pregunta del chico. Cierta desconfianza inundaba a Bianca cuando había alguien que hacía preguntas interesantes. No es que no quisiese contar todo lo que sabía, sino que le daba miedo que alguna información que no debía decir se le escapase en un momento de distracción.
-Uff…-resopló mientras le daba un último sorbo a su zumo- ese tema es un tema bastante complicado… -. Sabía de sobra que desde la avalancha de inmigración de los licántropos todo estaba siendo mucho más difícil. Las preparadoras de pociones no daban abasto con las preparaciones de poción matalobos, y ella misma se subía muchas a veces a los despachos de estas para echarles una mano.- Estamos haciendo todo lo que podemos para intentar llegar a tiempo para entregar todas las pociones... Además, para obtener la flor de acónito debemos esperar bastante, y no es una flor de la que tengamos muchas que reserva que digamos... -le miró fijamente dejándole intuir que esa pregunta era bastante incómoda para ella y que era mejor cambiar de tema.- ¿Y tú? ¿En el Ministerio cómo estáis llevando toda la situación de los muggles? De lo malo, los mortífagos ya han dejado de molestar algo... -comentó recordando cómo cuando era pequeña había oído hablar de las malas prácticas de los mortífagos.
-Uff…-resopló mientras le daba un último sorbo a su zumo- ese tema es un tema bastante complicado… -. Sabía de sobra que desde la avalancha de inmigración de los licántropos todo estaba siendo mucho más difícil. Las preparadoras de pociones no daban abasto con las preparaciones de poción matalobos, y ella misma se subía muchas a veces a los despachos de estas para echarles una mano.- Estamos haciendo todo lo que podemos para intentar llegar a tiempo para entregar todas las pociones... Además, para obtener la flor de acónito debemos esperar bastante, y no es una flor de la que tengamos muchas que reserva que digamos... -le miró fijamente dejándole intuir que esa pregunta era bastante incómoda para ella y que era mejor cambiar de tema.- ¿Y tú? ¿En el Ministerio cómo estáis llevando toda la situación de los muggles? De lo malo, los mortífagos ya han dejado de molestar algo... -comentó recordando cómo cuando era pequeña había oído hablar de las malas prácticas de los mortífagos.
Bianca Bona
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